
Sophia Hadjipanteli, la modelo de una sola ceja
La estadounidense de 22 años integra la lista de esas mujeres que se rebelan contra los cánones de belleza y muestra sus cejas sin depilar.
La modelo estadounidense, de ascendencia griega chipriota, Sophia Hadjipanteli, ha hecho de sus cejas (unidas a lo Frida Kahlo) su sello de identidad. Es que las dos líneas que se sitúan encima de los párpados ha formado una gruesa raya de pelo negro. Su propósito de mostrarse así no se debe a algo estético, sino a una forma de rebelarse contra los cánones de belleza impuestos.
En el mundo de las pasarelas la conocen como ‘la modelo uniceja’. A sus 22 años es común verla en revistas de moda con un ‘look’ que seguramente gusta a La Mofle, de Ecuador.
Sus comienzos en la industria se remontan a 2012 cuando lucía una impresionante delgadez y unos ojos hermosos color cielo. Aparecer por primera vez en la edición italiana de Vogue la motivó a aparecer frecuentemente en varias publicaciones. Fue en 2015 cuando dejó de lado ese estereotipo de la chica linda y delgada y decidió no tocarse el rostro ni para una limpieza facial.
“No nacemos con inseguridades, se nos dice que odiemos ciertas partes de nuestro cuerpo. Estamos condicionados a ser lo que los demás quieren. ¡Recuérdalo!”, escribe en una de sus innumerables gráficas subidas a su cuenta de Instagram que cuenta con más de 354.000 seguidores. Precisamente aquí ha lanzado la campaña #UnibrowMovement (Movimiento Unicejo). “Creo que la belleza en sí misma es grandiosa, porque es muy subjetiva en todas las culturas. Pero también creo que hay una gran comunidad que avergüenza a la gente con ciertos tipos de belleza, y eso está mal”, dijo en una entrevista a la revista Vice el año pasado.
“Lo diferente no tiene por qué ser feo”, añade en la conversación, a pesar de haber sido tachada de “repugnante” o “asquerosa” por su aspecto.
Si quiere saber más de ella, le contamos que nació y se crió en Maryland (Estados Unidos). Tiene conocimientos en mercadeo y, según cuenta sufrió problemas de acoso. “Vestía de manera extravagante, alternativa, y me molestaron mucho por ello”, comenta. “Esas intimidaciones no consiguieron cambiarme. Al revés: me motivaron a concentrarme en mis estudios. Y esa terquedad es la que me ha hecho sobreponerme a situaciones difíciles”, asevera.