La zona del  parque La Victoria es  uno de los sitios donde pernoctan.

Sonando con una solucion

Mendicidad. En el 2017 se identificaron 1.252 personas en situación de mendicidad. 355 niños y 898 adultos y personas con discapacidad.

En el día el hambre los empuja en distintas direcciones, pero en la noche el sueño los arruma en determinados sectores.

La mendicidad y la indigencia forman parte del paisaje guayaquileño, aunque durante el día, por el trajín de los estudios y el trabajo, la imagen puede pasar inadvertida para muchos ciudadanos. Pero cuando la noche cubre la inmensa urbe, silencia las voces y los pitos de los carros, las calles vacías visibilizan los puntos donde las veredas sirven de colchones.

Y, según un recorrido efectuado esta semana por EXPRESO, esos puntos persisten y se expanden, en comparación con un reportaje sobre la situación publicado por este Diario en marzo del año pasado (‘Un tema que mendiga solución’).

Esa publicación recordaba que no existen albergues para indigentes en la ciudad, salvo el Sofía Ratinoff, que es municipal y para adultos mayores.

De igual forma, evidenciaba un divorcio en las acciones del Municipio y el Ministerio de Inclusión Económica y Social para atender este tema. Y pese a los ofrecimientos de ambas entidades por hallar soluciones, la situación se mantiene.

En el centro de Guayaquil, por ejemplo, son varios los lugares usuales y nuevos donde se refugian estas personas. Uno de ellos está entre las calles Esmeraldas y Sucre. “Más descansan en el día”, dice una mujer que prefiere no dar su nombre. Antes llegaban a dormir al pie de su negocio más de trece personas; ahora solo ocho. Ella les permite pernoctar en la vereda y a veces les brinda comida, con la única condición de que mantengan limpia la acera. “Mi papá los desalojaba, por eso he tenido problemas con él porque yo les doy comida a veces, porque ellos no son agresivos y no tienen dónde dormir”, asegura.

Unos cuantos metros más allá hay otros que no mantienen limpia su área, duermen en medio del desorden, bajo un letrero que con letras grandes exige limpieza en el área.

Más hacia el centro, entre Pedro Moncayo y Clemente Ballén, frente al parque Victoria, hay un grupo más numeroso. Ahí cada quien tiene su espacio, como si marcaran su territorio-dormitorio. Algunos eligen el sitio por la oscuridad que aparenta discreción; otros, cerca de paredes o techos para protegerse de la lluvia o el sol.

Y otros, cerca de lugares donde les brindan comida, como a la entrada de la iglesia Santísimo Sacramento, en las calles Huancavilca y Pío Montúfar, cerca del mercado de las Cuatro Manzanas.

“Uno pasa después de las 12 de la noche y hay mendigos para todo gusto”, dice Mario Pallazco, quien reclama que antes solo se acumulaban en el templo, pero desde hace dos semanas los dormitorios improvisados llegan a las veredas de los alrededores y al pie de su casa. “Yo tengo mi negocio y hace poco vinieron a dormir aquí y los desalojé, porque perjudican, porque dejan todo sucio”.

Mirian Cando, otra vecina, coincide en que la cantidad de indigentes ha aumentado. Está segura de que es por la cercanía del mercado y la iglesia.

En la calle Huancavilca, a la moradora Consuelo Álvarez le sorprendió ver temprano a tres hombres durmiendo en la vereda de su casa. Asegura que antes no existía esa escena.

Pero no solo los vecinos del centro ven un incremento de indigentes pernoctando en la vía pública. En el norte, cerca de la piscina de Sauces VI, ahora también se evidencia esta situación. Aunque aún no es cosa de todos los días, dicen algunos moradores a EXPRESO.

Bella Tixe Gonzales, vecina del sector, señaló que cuando por ahí era solo tierra no se observaba ese fenómeno, pero ahora están llegando. Ella, quien tiene un negocio de comidas que cierra en la madrugada, aclara que eso no afecta a su trabajo, pues asegura que los pocos que se observan por el sector no son ni mendigos ni delincuentes: solo indigentes sin un lugar donde dormir.

El MIES resalta la reducción de la mendicidad infantil

Al Ministerio de Inclusión Económica y Social le compete trabajar por la erradicación de la mendicidad en niños, adolescentes, adultos mayores y personas con discapacidad. Según la entidad, hasta el 2017 hubo una reducción de 51 % de la cantidad de infantes pidiendo caridad. Dijo a EXPRESO que trabaja por la restitución de los derechos de este sector a través de actividades de sensibilización.

En este año, el servicio de Erradicación Progresiva de la Mendicidad del MIES atiende a 1.650 niños y adolescentes de entre 5 y 17 años. El proyecto se efectúa en todo el país, con el apoyo de organizaciones de la sociedad civil y religiosas, más gobiernos seccionales.

Para prevenir la mendicidad en Guayaquil realizan de marzo a abril, en los sectores de Socio Vivienda y El Cristal (km 45 vía a la costa), colonias vacacionales con actividades recreativas, artística y culturales, agrega.

La respuesta del MIES, sin embargo, no indica qué acción concreta realiza ante la situación de indigentes que duermen en la calle.