Sobrevivimos y sobreviviremos

Hay que reconocer que el presidente Lenín Moreno, su gabinete y el país enfrentamos la mayor arremetida antidemocrática que hemos vivido y a diferencia de Bucaram, de Mahuad y de Gutiérrez, nos supo conducir a la frágil paz que hoy tenemos.

Sobrevivimos porque a nivel mundial, la crisis generada alertó al sistema de las Naciones Unidas a que tenía que intervenir a través de Arnaud Peral, a sembrar sensatez permitiendo el diálogo. Sobrevivimos porque a nivel hemisférico, nuestro canciller José Valencia logró una resolución de la OEA rechazando el intento de golpe de Estado que soportó el presidente Moreno. Sobrevivimos porque los países sensatos de América, como Perú, Colombia, Argentina, Brasil, El Salvador, EE. UU., Paraguay, Nicaragua, Chile, Guyana, respaldaron al gobierno del Ecuador en sus esfuerzos para mantener el orden público. Sobrevivimos porque tuvimos unas Fuerzas Armadas y Policía profesionales, que a pesar de haber sido debilitadas y destruido su sistema de inteligencia, pudieron evitar un derramamiento de sangre que hubiese vuelto muy difícil cerrar las heridas provocadas. Sobrevivimos porque todos los poderes del Estado, su función Legislativa, la función Judicial, los organismos de control, cerraron toda posibilidad novelera de romper el orden constitucional. Sobrevivimos porque los partidos políticos serios y sus militantes hicieron un paréntesis en su oposición para sumarse al llamado a la paz y a mantener el orden. Sobrevivimos porque la prensa fue un aliado vital en no incendiar el país cuando estuvimos al borde del infierno. Sobrevivimos porque el sector empresarial y la clase trabajadora, contaban los minutos para regresar a sus puestos de trabajo.

Sobreviviremos, porque estos once días demostraron que el régimen anterior y sus aliados del eje del mal formaron células de guerrilla urbana, entrenadas, financiadas y organizadas para activarse ante cualquier malestar. Sobreviviremos, porque los buenos somos más y no queremos una Venezuela para nuestros hijos y nietos, ni que nuestras familias vuelvan a vivir el camino al infierno. Sobreviviremos porque los ecuatorianos somos gente de paz y vamos a demostrar de qué estamos hechos.