Ocho masacres y cerca de 400 asesinatos, y la apuesta del Gobierno para solucionar el tema carcelario sigue siendo un uniformado. El quinto director del Servicio Nacional de Atención Integral (SNAI) es otro policía en servicio pasivo.

Antes que él ya estuvieron el general retirado Edmundo Moncayo y el oficial en servicio activo Pablo Ramírez. En el intermedio, la oportunidad para hacer cambios en los centros carcelarios fue para Fausto Cobo y Bolívar Garzón, militares retirados. Los cambios no llegaron y las masacres siguieron.

Rodríguez es calificado por excompañeros como un excelente oficial. Fue comandante del Grupo de Operaciones Especiales (GOE) de la Policía desde diciembre de 2003 hasta diciembre de 2009. Ya fuera de las filas policiales fue asesor en el Ministerio del Interior. Llega al SNAI tras las últimas dos masacres penitenciarias en Cotopaxi y en la cárcel regional de Guayaquil que dejaron 29 muertos y más de medio centenar de heridos.

El exfiscal general Washington Pesántez presidió el Consejo de Rehabilitación Social y opina que es preocupante y “un error pensar en gente sin formación académica para dirigir los centros. Añade que militares y policías tienen formación distinta. “Es de lamentar que el Gobierno no entienda y obviamente no hay gente que lo oriente en ese sentido”, refiere.

También lamenta que el país no encuentre norte en uno de los problemas fundamentales: el manejo y gestión de los llamados centros de rehabilitación social.

El penalista Paúl Ocaña menciona que quien dirija el SNAI debe tener perfil académico y experiencia en manejo de crisis y seguridad, pues sería la única forma de mantener el bienestar de los PPL de los diferentes centros carcelarios.

La designación, según Itania Villarreal, exdirectora del ex Penal García Moreno de Quito, obedece a un cargo de confianza. Aunque reconoce que Rodríguez es policía retirado, “su perfil obedece más a conocer de seguridad ciudadana y orden público, no de seguridad penitenciaria”.

Cree que su formación en el GOE es una fortaleza táctica y operativa, pero la administración penitenciaria demanda conocimientos del sistema en sí. Considera que la designación apunta, por quinta ocasión, a persistir en que servidores y exservidores de FF. AA. y de la Policía pueden administrar el sistema.

“A pesar de ello, vemos con preocupación los hechos desencadenantes que han venido suscitándose a lo largo de estos tres últimos años de extrema violencia con ocho masacres”, puntualiza.

Es que la realidad carcelaria, según un oficial que ha trabajado de cerca en los centros y pidió la reserva de su nombre, es que el Estado no tiene el control en casi ninguna de las cárceles. Dentro, quienes mandan son los líderes de las bandas, tienen las llaves y dominan todo.

Por eso en la cárcel de Esmeraldas no se ha hecho requisas hace más de ocho meses. Y afuera los barrios han sido tomados por miembros de las bandas. Al ser los dueños de las llaves se activan y deciden cuándo y cómo ponen fin a la vida de líderes o miembros rivales. Y las últimas masacres lo evidencian. 

El detalle

Dominio. Según informes de inteligencia penitenciaria, en cada uno de los centros penitenciarios el dominio lo ejercen los líderes de las bandas delincuenciales.

Trayectoria

Quién es el funcionario

El nuevo funcionario es docente de la Universidad Central. Fue subsecretario de Orden Público del Ministerio del Interior (2017-2021). Asesor del Ministerio Coordinador de Seguridad. Estuvo en el ECU-911. Fue comandante de distritos de la Policía. Se capacitó en seguridad ciudadana, antiterrorismo y manejo de armas, inteligencia estratégica y geopolítica, entre otras.