3. Técnica. Los instructores colombianos aprovecharon la oportunidad para ultimar detalles estratégicos dentro de la capacitación, para un operativo más eficiente.

El simulacro se les volvio real

Acceder a la cima del cerro San Eduardo, entre matorrales, rocas inestables y terreno resbaladizo, constituye de por sí una dura prueba física, pero hacerlo con varios kilos de equipos y pesada vestimenta contra el calor, granjea un superior nivel de r

Acceder a la cima del cerro San Eduardo, entre matorrales, rocas inestables y terreno resbaladizo, constituye de por sí una dura prueba física, pero hacerlo con varios kilos de equipos y pesada vestimenta contra el calor, granjea un superior nivel de respeto para los bomberos de Guayaquil.

Se trataba de un incendio forestal, causado por el calor y la humedad registrados en los últimos días. Así lo explicó el mayor Fernando Ayala, jefe de la División Técnica Forestal y Ambiental del Cuerpo de Bomberos de Guayaquil. Añadió que “las condiciones climáticas y topográficas incidieron en la propagación del fuego”, que fue avistado por primera vez a las 10:30 del martes, interrumpiendo los preparativos para la evaluación de una capacitación que recibían.

“Casualmente estábamos en una capacitación con los bomberos de la Escuela Interamericana de Bomberos de Cali, donde nos instruíamos en el uso del sistema de bombas y piscinas que estamos empleando en este momento”, señaló.

Debido al complicado terreno, controlar el fuego les tomó más de ocho horas de gran esfuerzo físico y mental.

La casa más cercana a las faldas del cerro es la de Inés Archundia. Ella estaba haciendo compras con su esposo en la avenida Perimetral, cuando recibió una llamada que la dejó helada: ‘¡Vecina, se quema el cerro!’, comenta ya calmada, pues el fuego pudo fue controlado a tiempo.

El capitán del Benemérito Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Cali, Colombia, Jairo Soto, fue uno de los instructores extranjeros que acudieron al sitio. El experto comenta que el propósito de la capacitación fue precisamente optimizar los recursos, mediante el uso de motobombas, las que fueron empleadas en el operativo desplegado sobre el cerro San Eduardo. “El Cuerpo de Bomberos de Guayaquil adquirió 18 equipos (motobombas portátiles) y para aplacar este incendio solo fueron necesarios 3, así que pueden actuar perfectamente en el control de flagelos como este”, señaló.

“Se hace un relevo de bombas en serie, una bomba le lleva el agua a la siguiente y a través de la piscina logramos llegar a la parte alta de la montaña”, explicó Ayala. En el operativo intervinieron 78 personas, entre bomberos rentados y voluntarios. Asimismo, participaron 22 unidades móviles de ataque, combate y abastecimiento.

EXPRESO publicó hace dos semanas una nota sobre el riguroso perfil de un bombero forestal. Solo pueden aspirar a integrar esta rama los que cuenten con más de dos años de experiencia y superen los exigentes talleres y capacitaciones.

Un bombero forestal debe estar preparado para internarse en la maleza, tener conocimientos de escalada y poseer la condición física necesaria para sobrevivir en situaciones adversas por más de 24 horas.

Año a año, la temporada de incendios, que inicia en agosto y concluye a mediados de diciembre, pone en peligro no solo la flora y fauna local, sino también la vida de cientos de personas que habitan en zonas consideradas de potencial riesgo.

Es por esto que las autoridades cuentan desde 2014 con varios protocolos de emergencia para los cerros Colorado, Azul, Paraíso y San Eduardo. Este último se puso en práctica el martes, con el fuego declarado en el sector posterior al estadio Monumental del club Barcelona, vecino del Barrio San Eduardo.

Para el capitán Roberto Jurado, parte del grupo que acudió, esta no fue la primera vez que tuvo que abandonar un ensayo para atender una llamada de emergencia. En al menos seis ocasiones se ha visto en esa situación, lo que le recuerda cuán indispensable es el compromiso de preparase y de asumir los simulacros como pruebas reales. Como lo ocurrido en este caso.