Salvajada pasmada

El 5 de abril pasado, el presidente de la República entregó a la Asamblea Nacional su oficio de objeciones al proyecto de ley sobre los llamados deudores de buena fe de la banca cerrada. Y en sesión del 12 de abril, el pleno de la Asamblea se allanó totalmente a aquellas. Pronto, pues, se publicará como ley el texto respectivo.

Entre las objeciones del Ejecutivo, hay una con la que se pasma el incomprensible y jamás explicado intento de meter de agache, en el susodicho proyecto, una reforma al artículo 238 del Código Monetario y Financiero (COMF), con la que se pretendía que todos los accionistas con más del 6 % de un banco que entra en liquidación, respondan siempre, con todos sus bienes, por la totalidad de las pérdidas. Si esa salvajada hubiese pasado, hubiese quedado eliminada la regla vigente desde 2014, según la cual tales accionistas del 6 % responden exclusivamente en caso de que hayan incurrido “en dolo, culpa grave o culpa leve”, lo que por definición excluye a los minoritarios que no controlan el banco, y obviamente a los minoritarios hostiles. Todos ellos hubiesen quedado cobijados bajo la misma demagógica manta. La cacareada promoción de la inversión, por los suelos.

Nada había ocurrido en el paisito, en los menos de tres años de vigencia del COMF, que hubiese justificado semejante giro. Ninguna liquidación bancaria, producida desde mediados de 2014, aconsejaba semejante agravamiento de la responsabilidad de los accionistas bancarios. La objeción del presidente de la República es conceptualmente correcta. En esta dice sin rodeos que “...al alterar la regla vigente se estaría responsabilizando al accionista que no interviene en la administración de la institución financiera”.

Ese mismo precedente debe exigirse que comience a ser aplicado a todos los casos similares, para poner coto a las arbitrariedades de rábulas enquistados en entidades públicas, quienes siguen intentando a diario pisotear a accionistas, por el solo hecho de serlo, con coactivas y abusos similares. como si alguna ley estableciese tal clase de responsabilidad, insólita en el mundo.