Acceso vial. Hay tramos sin asfalto.

Salsipuedes, un puente en las ultimas

La infraestructura agotó su vida útil hace 6 años. Este mes se contratan estudios para sustituirlo por otro paso que una Guayaquil y la Sierra. El descuido es evidente.

Su nombre informal habla peor de él que su estado. Y eso que el puente Salsipuedes fue declarado en emergencia en 2012 y entonces, el Ministerio de Transportes reconoció que su vida útil había llegado a su fin. No es un puente del que no se pueda salir, pero sí es una infraestructura que desde hace seis años está reclamando un reemplazo que no llega, para evitar tragedias e inconvenientes de incomunicación si llegara a colapsar. Su deterioro es evidente al paso.

Los últimos estudios de preinversión, encargados para calcular cómo y cuánto supondría construir un nuevo paso que conecte Guayaquil con la Sierra central y norte, alertan de la necesidad urgente de sustituirlo, tras la última reparación: “El puente ‘Cornelio Dávalos’ -así fue formalmente rebautizado- ubicado sobre la quebrada ‘Salsipuedes’ perteneciente a la carretera Balbanera- Pallatanga- Bucay, de la Arteria Vial E-487, luego de haber cumplido la vida útil, constituye un peligro que atenta a la seguridad vial”.

De aquella revisión y arreglo entre 2012 y 2014, ha pasado un lustro sin que el Gobierno haya avanzado algo en sus planes de reemplazar una estructura que tiene 38 años y que salva la altura de una quebrada de 60 metros. Hasta este mes. Según el subsecretario de Infraestructura del Ministerio de Transporte y Obras Públicas, Ricardo Paula, este Gobierno ha encontrado los recursos que le faltaron al anterior en su última etapa para encargar un nuevo paso. “En septiembre se sacará el concurso para la consultoría y en seis meses, aproximadamente, estará listo el estudio para la obra”.

EXPRESO recorrió el puente hace 15 días y constató su estado físico. Pese a tener un ancho de calzada de dos carriles, solo se permite circular por uno. Primero pasan los que bajan de la Sierra, mientras los que llegan de la Costa aguantan con la luz roja del semáforo. Después, le toca al sentido contrario. Hay dos radares en cada extremo (uno no funciona), así como advertencias y rompevelocidades para que los vehículos -unos 3.500 al día- no pasen a más velocidad de la recomendada -30 kilómetros por hora- para no comprometer más la estructura. Por el estado de las luminarias, de las barreras de plástico y por la suciedad acumulada en la cuneta, se percibe un evidente descuido en el puente, pese a que por allí pasan, sobre todo, tráileres, autobuses y vehículos pesados. Tampoco hay autoridad en la zona que vigile la circulación, salvo en fines de semana o feriados. No obstante, el Ministerio de Transporte y Obras Públicas precisa que se hace un mantenimiento regular en la vía con una asignación de 25.000 dólares anuales.

Puente de bucay sobre el río chimbo

El paso en Bucay, ni autos ni personas

El trazado del puente que atraviesa Bucay y permite el paso sobre el río Chimbo no es amigable ni para los que caminan ni para los que conducen. Los peatones tienen apenas unos centímetros para enfilar sus pies en un bordillo lateral. Los vehículos, para quienes está pensada la estructura, circulan lentamente, pues ya conocen los recurrentes huecos que se forman en la zona donde termina el puente y empieza la tierra. Según la autoridad de tránsito que regula la circulación en horas pico y vigila el punto las 24 horas del día ese problema aparece de forma recurrente. “Se ha reparado la calzada, donde salen huecos, y la zona de la junta, pero siempre vuelve a aparecer”, se lamenta, sobre todo, porque el reasfaltado y arreglo de ese tipo de daño ya ha dejado a los usuarios del puente 15 días sin paso en otra ocasión y, está prevista, una adicional en breve.

En esos casos, quien quiere cruzar el río para avanzar de la Costa a la Sierra tiene que dar un rodeo por las afueras de Bucay.

EXPRESO visitó la infraestructura y, aparte de los daños evidentes al paso, encontró remaches de madera debajo del puente. Según el uniformado de Tránsito, son la muestra de dónde se ha rellenado y reasfaltado la calzada del puente. Ese paso es el primer obstáculo que encuentra el conductor que va desde Guayaquil con ruta al norte del país. De ahí, sale la vía de 39 kilómetros que lleva al puente Salsipuedes. Durante los 50 minutos aproximados que dura el trayecto, este Diario contabilizó en la vía, al menos, 113 grietas de diversos tamaños que se sentían al paso del vehículo, cinco zonas inestables con el asfalto levantado o inexistente, ocho vigilantes acostados erosionados hasta dejar ver los hierros de su interior, 43 muescas de rompevelocidades incompletos y 13 advertencias para reducir la velocidad. Todo, en un tramo con 116 curvas pronunciadas.