Los salarios, entre el reajuste economico

En el 2017 Ecuador deberá enfrentarse a varios desafíos que deberían implicar un cambio de modelo económico.

En el 2017 Ecuador deberá enfrentarse a varios desafíos que deberían implicar un cambio de modelo económico. Al menos esto es lo que sugieren algunos expertos, que creen que se agotó la fórmula para tratar de contener contracciones económicas en el país (mediante el endeudamiento externo caro, el consumo de las reservas monetarias internacionales y la restricción de las importaciones).

“El reajuste es inevitable” y tendrá que hacerlo el próximo Gobierno, sin importar la tendencia política que tenga. La advertencia vino de Walter Spurrier, durante el festejo por los 64 años de vida del Colegio de Economistas del Guayas, una celebración que incluyó como primer punto en su agenda el analizar el futuro próximo que tendrá el país en materia económica.

El escenario no es alentador, pero para enfrentarlo hay dos caminos: acogerse a las recomendaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) o emular la estrategia que han seguido otros países que han salido triunfantes en una crisis.

El FMI condena a Ecuador a 5 años de decrecimiento económico, que empezaría este 2016 con un -2,3 % y que se agravaría en el 2017 con un -2,7 %. El organismo internacional, dice Spurrier, es fuerte con sus previsiones, pero “modesto” con las salidas que propone. Entre ellas destaca el planteamiento de reducir en un 5 % del PIB el gasto de capital, pero también la necesidad de diseñar una política que ayude a bajar los costos internos, una medida que, sin duda, debe implicar un reajuste en los salarios, el principal gasto que tiene el sector empresarial.

El otro camino, dice, podría ser mucho más “severo, pero realista”. Pone como ejemplo la política que aplicaron los países bálticos (Estonia, Letonia y Lituania) en el 2009, tras enfrentar una fuerte pérdida de competitividad y un excesivo gasto público, dos características que hoy marcan a la economía ecuatoriana. “Además de reducir sus gastos, debieron ajustar a la baja los costos laborales, algo que implicó combinar una baja de salarios, la disminución de jornadas laborales y hasta el desempleo (llegar a producir lo mismo pero con menos empleados)”. Todo eso, explica, llevó a que el PIB de esos tres países cerrara con un decrecimiento del 14,6 % en el 2009, que se estancara en el 2010, pero que volviera a ser positivo al año siguiente (6,6 %). “Cayeron, pero pagaron el costo en un solo año”.

El presidente Rafael Correa calificó el sábado como “poco confiables” las previsiones del FMI que siguen estando muy por encima del -1,7 % de crecimiento que su Gobierno estima para este año. Spurrier en cambio insiste en darles crédito, pues son proyecciones que, bajo su lupa, estarían develando más de una década perdida. “Desde el 2007 hasta fines de 2021, la previsión del FMI nos da un crecimiento económico de 0,3 % anual” y un nulo aumento en las rentas per cápitas. Una realidad que, dice, debe revertir el próximo régimen, aunque tenga un alto costo político.