En el mercado hay una gran variedad. Unas son más saladas que otras.

La sal y sus poderes

Condimenta y conserva. Es infaltable en la cocina. Y aunque no lo crea, su consumo moderado es necesario para procesos biológicos importantes del cuerpo.

Dentro del grupo de minerales que el ser humano requiere están el calcio, fósforo, potasio, sodio y magnesio. Sí, tal como leyó, su cuerpo necesita de sal, pero con la variedad que ofrece el mercado, puede que usted no sepa cuál escoger o cuál es la más beneficiosa. La sal rosada o del Himalaya y la sal marina o también llamada en grano son las más recomendadas, por tener un mayor número de nutrientes y ser las menos procesadas.

Este tipo de sales son beneficiosas para la contracción y crecimiento muscular y estimulación de nervios.

Ayudan al buen funcionamiento de las glándulas suprarrenales (segregan hormonas que controlan el estrés, procesos metabólicos, etc.) y otras funciones biológicas vitales, intelectuales y motoras.

Proporcionan cloruro, que sirve para producir los ácidos necesarios en la digestión de proteínas, enzimas e hidratos de carbono. Al contener magnesio, ayudan en la producción de enzimas en la transmisión nerviosa (comunicación entre neuronas), la formación ósea, la resistencia a enfermedades del corazón y el mantenimiento del esmalte de los dientes, explica Diva Sotomayor, máster en Dietética y Nutrición.

Este ingrediente, que en la actualidad tiene mala fama, fue muy apetecido en la antigüedad, pues fue utilizado como moneda, se intercambiaban alimentos por sal, señala Carlos Espín, profesor del Tecnológico Sudamericano. “Es más, a los trabajadores se les cancelaban sus sueldos con sal, de ahí proviene la palabra salario”, relata el docente.

La reina

La sal del Himalaya viene de las minas de Pakistán (el segundo yacimiento de sal más grande del mundo). Se la conoce como ‘oro rosa’, ya que ofrece 84 elementos naturales idénticos a los del cuerpo humano. Regula el contenido de agua corporal, promoviendo el equilibrio del pH saludable en las células. Ayuda al equilibrio del azúcar en la sangre e interviene en la absorción de alimentos en el tracto gastrointestinal.

Funciona como antioxidante, retrasando el envejecimiento celular, y asiste en la conducción de impulsos eléctricos entre las células. Beneficia a la salud respiratoria, cardiovascular y ósea, mejora la calidad del sueño y previene los calambres musculares.

Otros tipos

Si uno antes les preguntaba a las abuelas cuántos tipos conocían, decían la fina y la gruesa. Mas ahora hay incluso la negra, que tiene un sabor sulfuroso debido a que se la extrae de volcanes. Originaria de la India y su característica es que sabe a huevo. Por ello la utilizan en preparaciones que necesiten este sabor, sin tener que añadir este ingrediente, explica Espín, quien asegura que cualquier tipo de sal puede utilizarse según el gusto o preferencia del cocinero, en ensaladas, carnes, entre otros platos.

También se cuenta con la marina o en grano, un producto natural que proviene de la evaporación del agua del mar. Es un concentrado mineral natural asimilable al 100 % por nuestro organismo y tiene cantidades microscópicas de vida marina y yodo natural. Tiene un sabor más fuerte, por lo que se la utiliza en menor cantidad, lo que la hace conveniente tanto a nivel culinario como nutricional.

Contiene minerales esenciales en pequeñas cantidades,como azufre, uranio, potasio, aluminio, arsénico, flúor, fósforo, hierro, manganeso, mercurio, níquel, nitrógeno, oro, entre otros.

Ayuda al desarrollo cerebral y a estabilizar los latidos del corazón y sirve para regular la presión arterial o frenar los niveles altos. Mejora la calidad del sueño y mantiene libres las vías respiratorias de congestión. Mantiene en equilibrio los electrolitos en el cuerpo y combate la retención de agua.

La sal común es la que tiene en casa. Esta, al pasar por determinado proceso, pierde magnesio y otros minerales, entre esos yodo natural, y se usa como estabilizador y blanqueador. Es perjudicial en dosis elevadas, ya que endurece las arterias, y espesa y acidifica la sangre, aumentando la presión arterial. También provoca la retención de líquidos, anota Sotomayor.

La Maldon es una de las favoritas de los chefs, ya que por su aspecto similar a copos de nieve la usan para decorar, indica Gabriel Vera, director de operaciones en restaurantes, quien afirma que el uso de las sales en postres realza los sabores.

Hinchazón y más

Se la emplea en la belleza, sobre todo como exfoliante, ya que es granulada (como el azúcar), por lo que permite eliminar la piel muerta. Ayuda a las pieles grasas con tendencia a formar puntos negros; por eso no es de utilidad para las dermis deshidratadas, ya que las reseca más, salvo que luego del baño se aplique un hidratante, precisa la dermatóloga Blanca Almeida. En esos casos, dice la experta, puede emplearse sal común, marina o del Himalaya. Recomienda no usar granos grandes porque podrían actuar como ‘lija’ y lastimarla, en especial las más sensibles.

Otra opción es aplicar agua tibia con sal, que actúa como antiinflamatorio. El calor dilata los vasos sanguíneos y el sodio reduce la hinchazón. Suele utilizarse de forma casera en el tratamiento de la inflamación de la piel alrededor de las uñas, puntualiza la galena.

Piscinas saladas

Ecológicas. Se utilizan cloradores salinos, dispositivos que se integran en el sistema de filtrado y aprovechan el agua salada para crear cloro gaseoso a través de electrólisis (proceso que separa los elementos de un compuesto por medio de electricidad), el cual se disuelve en el agua y la desinfecta. El nivel de sal es inferior al del mar. Se usa la sal común. ‘Celebrities’ como Camilla Cabello y Elle MacPherson han optado por ellas, que no irritan los ojos ni la piel y no destruyen la hebra capilar.

Tenga en cuenta

- La Organización Mundial de la Salud recomienda en adultos reducir el consumo de sodio a menos de 2 g/día (dos pizcas).

- El exceso de sal, cualquiera que sea el tipo, contribuye a la hipertensión arterial y aumenta el riesgo de cardiopatía y accidentes cerebrovasculares, según la OMS.