Riesgo de metastasis

los desequilibrios económicos, como los del organismo humano, son sistémicos. La virulencia puede variar en intensidad, y las medidas para contrarrestar los efectos de las recesiones, inflación, desempleo y déficit fiscal deben actuar a manera de los antibióticos que combaten a las bacterias. Los ejecutores de las medidas deben estar conscientes de que toda acción conlleva una reacción, y por tanto demanda el debido cuidado para evitar que la cura sea peor que la enfermedad.

En la búsqueda de las causas de los problemas económicos, la mejor guía es la de “seguir el rastro del dinero”. Aquello demanda analizar la evolución de las cuentas monetarias: de los depósitos, el crédito, y la morosidad. En las cuentas ecuatorianas, su análisis demuestra que los depósitos (a pesar de los arreglos contables) se han estancado -cuando no bajado-, que el crédito se ha contraído, y que la morosidad se ha incrementado. Las empresas y los hogares están en aprietos, el desempleo crece, las ventas bajan, la inversión sufre y el estímulo fiscal de otrora es hoy inexistente.

La crisis de los hogares golpea al sector financiero, sector que está apalancado sobre su patrimonio y que se ve obligado a hacer provisiones reales que afectan su capacidad operativa. No es el negocio de los bancos el de hacerse de activos fijos (por ejemplo, en los créditos hipotecarios), pero la actividad más afectada es la relativa a las tarjetas de crédito, que constituyen activos respaldados a sola firma y son por lo tanto vulnerables a los cambios de fortuna económica. La pérdida de empleos, hoy agravada por los efectos depresivos del terremoto añade a la presión que, siendo de origen económico, deviene rápidamente en un problema social, y por lo tanto político.

¿Hay peligro de metástasis económica?, ¿que los problemas se salgan de la mano y se vuelvan incontrolables? En dolarización el ajuste es por la vía del empleo, de la producción y de los ingresos. Con moneda propia lo es por medio de la inflación y pauperización de la moneda, y por cierto de los empleos y la producción. En todos los casos, los responsables son los gobiernos, y les incumbe por lo tanto proponer las medidas que resuelvan los problemas creados, y no que, por ser mal concebidas, terminen agravándolos.