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Candidato. La sonrisa de diseño es un producto de mercadeo que el delfín del Rafael Correa se calza con el mismo automatismo que el sombrero.
Candidato. La sonrisa de diseño es un producto de mercadeo que el delfín del Rafael Correa se calza con el mismo automatismo que el sombrero.captura de pantalla

Retrato robot de Arauz en 15 minutos

El candidato del correísmo ofrece regalar UN TERCIO DEL PRESUPUESTO DEL ESTADO a cambio de que voten por él

“Muy buenos días, muchas gracias por la invitación...”. En una fracción de segundo, ni bien advierte que ya se encuentra al aire por televisión nacional, Andrés Arauz pasa de la abstraída indiferencia con que miraba al infinito, pensando en las musarañas, a la estereotipada sonrisa de Muppet que le diseñaron para la campaña. La falsedad del gesto no solo se revela en el automatismo con que aparece de la nada, sino en el hecho de que, como decía el clásico de los estudios de fisiología de las expresiones faciales, Guillaume Duchenne, “carece de la participación de los ojos”. Sonríe de esa forma Arauz y se lo ve tonto: hecho científico corroborado por la sabiduría popular que ha decidido motejarlo como “hermano lelo”. No es por nada.

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“Un saludo a toda la ciudadanía que nos escucha”, continúa el candidato correísta. A la sonrisa ya descrita añade un tono de voz de kindergarden, tomado directamente del estilo candongo y melifluo de Gabriela Rivadeneira, pero llevado a su máximo extremo de infantilización. “Quisiera comenzar enviando un mensaje claro a toda la ciudadanía -dice-. Hemos enfrentado semanas de campaña sucia y aquí el mensaje es clarísimo: vamos a mantener y fortalecer la dolarización. Mi nombre es Andrés Arauz y vamos a fortalecer la dolarización. Y que quede claro a todo el mundo: vamos a fortalecer la dolarización”.

Arauz vuelve inverosímil su mensaje por acumulación simple. Alumno aplicado aunque poco perspicaz, está dispuesto a representar el personaje que le manden pero lo hace sin medida. Como si le hubieran instruido: en esta entrevista tienes que decir tres veces que mantendrás la dolarización. Y él va y despacha las tres al hilo. Para no olvidarse. Incurre así en la clásica paradoja de “cierra los ojos y por un segundo no pienses en un gato”. ¿En qué pensaste? ¡Pero te dije que no pensaras en un gato!

Lenin Artieda, periodista de Ecuavisa, arranca la entrevista con una pregunta incómoda: la Constitución, dice, prohíbe la amnistía para los delitos contra la administración del Estado, porque son imprescriptibles. “¿Usted está interesado en cumplir esta disposición? ¿O la Constituyente que ofrece convocar trataría de reformarla?”. Directo a la yugular de sus compañeros de partido, entre los cuales, quien no está preso por delitos contra la administración del Estado, está prófugo; y quien no está prófugo, es sospechoso de algo, empezando por su líder máximo, sentenciado en tres instancias judiciales como “jefe de una banda criminal”. Ante la pregunta de Artieda, la respuesta de Arauz no puede ser más clara: “Hablemos del plan de gobierno”, dice, y se va saltando por las ramas más altas. O sea que no: no está interesado en cumplir con el precepto constitucional que prohíbe la amnistía contra los rateros de Estado. Lo más seguro es que, con él en la Presidencia, los presos salgan libres, los prófugos vuelvan al país y los sospechosos, que son legión, se hagan ministros.

Lo que sigue es, ni más ni menos, La Feria de la Alegría. O algo así como una versión política del famoso juego de ‘Haga negocio conmigo’ en el cual el concursante elige entre tres puertas: ¡la 2, Polito, la 2! Una de ellas tiene el premio gordo y esa, en la visión de Arauz, es el Banco Central del Ecuador. De ahí saldrán, promete, 3 mil millones de dólares para créditos de emprendimiento y generación de empleo. Es la puerta mágica.

Como metralleta dispara Arauz, sin que Artieda pueda detenerlo (lo intentó tres veces pero fracasó), las líneas de acción que emprenderá en sus primeros días de gobierno. Y con cada política que enuncia va dejando caer miles de millones de dólares como si fueran pétalos de margarita.

Reactivación del consumo: “Vamos a entregar mil dólares a un millón de familias ecuatorianas en la primera semana de nuestro gobierno”. Generosísimo él. A los 3 mil millones que sacó de la puerta mágica hay que sumar estos mil millones que regala a cambio de votar por él. Son 4 mil millones de dólares y sigue sumando.

Deuda con los municipios del país: que para fomentar la obra pública en los gobiernos locales se igualará en el pago de todos los valores atrasados, ofrece como si fueran minucias. La última vez que calcularon el monto de esa deuda, el pasado 9 de octubre, en Guayaquil, ascendía a 1.200 millones de dólares. Más 4 mil, son 5.200 millones. Y sigue sumando.

Fomento del empleo: que para incentivar la contratación de jóvenes por las empresas, el Gobierno pagará la mitad de 450 mil salarios, no dice por cuánto tiempo. Salarios básicos, se entiende. Considerando sueldos extra y beneficios de ley, que él asegura respetará escrupulosamente, suman algo más de 1.500 millones de dólares en un año. Más 5.200, van 6.700. Y sigue sumando.

Despistado: “Hablemos del plan de gobierno: trabajo, futuro, dignidad... Vamos a hablar cómo conseguimos el dinero de la corrupción para financiar el programa de gobierno”.

Internet para todos. El plan de conectividad rural para 369 parroquias no deja de ser una buena idea, considerando el desastre de la educación a distancia durante la pandemia. Las becas de conectividad 3G para estudiantes y docentes pueden funcionar también. Pero a todo eso el candidato suma el gesto de un Papá Noel: un giga mensual gratis para todos. “Apenas con tener una cédula se va a tener acceso a un giga mensual gratis como derecho de cada ciudadano”, promete. ¿Ya sacó cuentas? Ciudadanos con cédula en el Ecuador hay 13 millones; un plan de un giga al mes (digamos que el mínimo) puede costar unos 10 dólares. Son 1.560 millones al año. Más 6.700 suman, hasta el momento, 8.260 millones.

Todavía Andrés Arauz no llega a Carondelet y ya gastó un tercio del presupuesto del Estado. Más de lo que el país espera recibir del FMI. ¿De dónde piensa sacar todo ese dinero? He ahí lo más vistoso. Lenin Artieda no tiene la oportunidad de hacerle la repregunta porque el candidato habla demasiado rápido y deja caer demasiadas perlas como para recogerlas todas. El caso es que, en su única alusión al problema de cómo financiar esas políticas, Arauz despacha una frase para el bronce; “Vamos a hablar cómo conseguimos el dinero de la corrupción para financiar el programa de gobierno”. “Vamos a hablar”: detallazo. Él sabe con quién.

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Podría empezar hablando, por ejemplo, con su candidato a asambleísta, Pabel Muñoz, que durante el correísmo fue secretario de Planificación y firmó todos los contratos que multiplicaron por diez el costo de las obras emblemáticas: refinería del Pacífico, refinería de Esmeraldas... Él debe saber con exactitud quién se llevó esa plata. Podría continuar hablando con sus compañeros presos y prófugos. Y pedirles, por ejemplo, que devuelvan su parte. “Vamos a hablar cómo conseguimos el dinero de la corrupción para financiar el programa de gobierno”. En su caso, es un plan magnífico.

Así, en los escasos 15 minutos que duró su entrevista en Ecuavisa, Andrés Arauz se pintó de cuerpo entero. Diríase un candidato desesperado que ya no sabe qué ofrecer para que voten por él. Solo le faltó repetir la idea de sacar el oro de los celulares para completar el cuadro. Si Álvaro Noboa venía encarnando, en el inconsciente colectivo, la imagen del limitadito de las campañas electorales, el candidato correísta está multiplicando méritos para reemplazarlo.

Redundante: “Vamos a fortalecer la dolarización. Me llamo Andrés Arauz y vamos a fortalecer la dolarización. Y que quede claro a todo el mundo: vamos a fortalecer la dolarización”.

Correa se retuerce

El mismo día en que Andrés Arauz fue entrevistado por Lenin Artieda, Rafael Correa dio un show con el dueño del partido que lo auspicia, Jimmy Jairala. Ahí lanzó la más enredada de las teorías. Dijo que el Gobierno y los poderes fácticos auspician la candidatura de Álvaro Noboa, que le quita toda la votación a Guillermo Lasso, para forzar una segunda vuelta. ¿O sea que sin Noboa Lasso gana en la primera?