Reencontrarse con Guayaquil

Las colectividades humanas viven, sienten y construyen las urbes. Sin embargo, no siempre sus integrantes, individuales y colectivos -que son quienes las crean y recrean- las valoran y les dan la importancia que ellas necesitan. No pocas veces, en su devenir, las extravían y abandonan a su suerte. Olvidan que no se hacen solas sino que son creación de quienes las habitan. Por eso es preciso que la cívica y la conciencia social de esos integrantes evite que esto suceda. Guayaquil ha tenido momentos en los que sus habitantes se han extraviado de ella, no se comportaron como sus verdaderos constructores. Aquello ha sucedido cuando la memoria histórica, el civismo porteño y el compromiso ciudadano han olvidado que tienen deberes para con su ciudad. Evitarlo requiere plantearse y replantearse la tarea de habitar y vivir la ciudad en un accionar cívico permanente de reencuentro con ella. Pero para eso se necesita que los habitantes sepan que Guayaquil es lo que sus ciudadanos hacen de ella. Solo así la ciudad no será un simple lugar donde se habita, sino la urbe que permite establecer logros y objetivos para sí misma.

Por esto es imprescindible que sus ciudadanos asuman la ciudad y la guayaquileñidad como una divisa cívica, social, cultural y humana, a la que hacen y reconstruyen cada día. De ahí que el encuentro y reencuentro con Guayaquil, con lo que ella es y con su historia económica, geopolítica y cultural, deba ser un compromiso y tarea cívica continuos, que todos sepan comprender y practicar como un deber ineludible. Reencontrarse con la ciudad es mucho más que habitarla. En sentido estricto significa asumir un compromiso permanente con ella, con sus demandas y necesidades. Especialmente con todo aquello que sus integrantes quieren que sea y hacia los objetivos que desde ella y para ella se plantean.

Para que esto sea posible es imperativo que no solo se la habite y ocupe sino que sus ciudadanos sean sujetos activos por ella. Se requiere que se la viva y se la asuma como cuerpo y piel, social y colectiva. Significa no olvidar nunca que históricamente los retrocesos, estancamientos, avances y progresos de Guayaquil serán siempre obra y producto de lo que sus integrantes hagan o dejen de hacer. De modo que reencontrarse con la ciudad debe significar no dejar de pensar en ella, y comprometerse y luchar por su progreso, bienestar y porvenir.