Rechazo a una propuesta civica

Quienes observan el desenvolvimiento de la campaña electoral se sentían confundidos porque la candidatura de Cynthia Viteri, proclamada en un acto de masas muy superior a todos cuantos hasta hoy se han realizado, no daba señales de actividad. El asunto había sido que se estaba buscando la forma de que renunciaran los tres postulantes que se han manifestado como principales protagonistas del proceso electoral, esto es Lasso, Moncayo y Viteri, para encontrar un candidato único de oposición. Formulada la proposición por el alcalde Nebot, estas fueron las respuestas: Lasso dijo que no responde a pedidos de los políticos. ¿Y él entonces, candidato a la mayor ubicación política de la República, continúa siendo banquero? Moncayo dijo en la mañana que cuál podría ser su excusa ante sus auspiciantes y qué le podría decir a María Paula Romo, que ha tenido un comportamiento tan noble y generoso. En la tarde manifestó que su candidatura no es suya, sino de sus partidarios, lo cual es una nueva teoría de la Ciencia Política, extraña, desde luego, para alguien cuya vida ha transcurrido en una institución jerárquica que asigna responsabilidades y atributos a cada uno de sus miembros. Y de este modo se pierde una posibilidad de lo que él mismo deseaba cuando manifestó en una larga y conceptuosa entrevista reciente que sin unidad, los candidatos de la oposición aparecerían como pigmeos frente a un gigante del oficialismo y así, de verdad, empiezan a parecer algunos. Al mismo general Moncayo lo proclamaron candidato en una pequeña plaza de toros del centro de Quito y las encuestas, si son acertadas, no lo ubican en sitios preferentes de la intención de voto. Y en cuanto al señor Lasso, las verdaderas encuestas, no las contratadas por su candidatura, no lo ubican muy arriba de la intención de voto como respuesta a su actividad ya de largo tiempo, incluso con viajes a Europa y EE. UU. para contactar a inmigrantes ecuatorianos. Si el oficialismo ganara en una sola vuelta, como es su pretensión, la culpa sería de quienes por vanidad, por ceguera o por razones que no serían cívicas, permitan que la oposición sea derrotada. Y en el caso de que la candidata Viteri pasara a la segunda vuelta, como parece probable, habría que esperar que la oposición cierre filas a su alrededor, porque no se podría concebir siquiera que, por despecho o por otras razones subalternas, le hicieran el caldo gordo al candidato oficial. Aunque de todo se ha dado en la viña del Señor.

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