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Razones de los juicios populares

La democracia moderna se refrenda con la acción ciudadana. Por eso las sociedades han creado mecanismos de escrutinio para certificar y calificar la conducta y el accionar honesto y ético-moral de sus gobernantes. Esta es una práctica de juzgamiento efectivo. Pues los ciudadanos intuyen que tribunales y justicia ordinaria pueden fallar, ser comprados y sometidos a voluntad de un hombre, partido político y líder.

Por eso desde ayer hasta hoy, en su interior han surgido quienes verificando y conociendo estas omisiones y bloqueos “legales”, negligencias y temores, crearon mecanismos de control y escrutinio popular para que se pueda juzgar la actuación de los gobernantes. Esta práctica, más cívica que de política partidista, reposa sobre la idea básica de que no puede haber gestión sin juicio, positivo o negativo, del conjunto de la sociedad sobre el accionar de sus líderes.

En la historia hay memoria social de diferentes momentos en los que el juicio cívico-ciudadano, sobre lo ético y moral de los gobernantes fue necesario. De hecho es más importante que el que pueda salir de los tribunales de justicia. Recordemos como la monarquía absolutista (siglo XVIII y XIX) fue juzgada y sancionada en decisivos juicios ciudadanos. También desde la sociedad civil se instauraron tribunales para juzgar a dictadores, corruptos, criminales de guerra, etc. Ejemplo los procesos de Núremberg que juzgaron los crímenes del horror y terror del totalitarismo nazi-fascista.

América Latina instauró juicios cívicos-ciudadanos contra dictadores, gobernantes corruptos y genocidas. Los más conocidos: Batista, Somoza, Videla, Pinochet, etc. Uno que se dio en medio de la corrupción que vivió Brasil contra el presidente Collor de Mello (1992). Se realizó antes que el parlamento lo destituya. Por eso son importantes los juicios cívico-ciudadanos, que la sociedad civil ha realizado contra Jorge Glas y el ex ministro de Educación Augusto Espinosa. El país exige hacerlo con el gobierno de la década de la corrupción y su líder de pretensión totalitaria Rafael Correa. Por eso más allá de la mora fiscalizadora y bloqueos del CAL hay esta democrática acción cívica ciudadana.