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De radar: un oficio que persiste en las playas

Labor. La actividad fue aprendida de los antepasados, que no contaban con la tecnología actual.

En Anconcito. Cuando los hombres ‘radar’ dicen que lancen la red en una zona la pesca es muy buena, aseguran los artesanos de este puerto.

Juan González y Wilson Suárez son dos pescadores de Anconcito que sentados junto a la playa de este puerto esperan que algún dueño de barco o lancha los incluya en su tripulación para salir al mar e indicarles dónde deben lanzar las redes para obtener buena pesca.

González y Suárez, a diferencia de otros pescadores, se caracterizan por tener una vista privilegiada y certera. Ellos divisan en la inmensidad del mar las masas de las especies marinas que allí se desplazan.

“Cuando en el mar se ve que el agua brilla o se blanquea, allí es certero que va la mancha de pescados. Si se observa a las gaviotas aletear en los alrededores, de seguro que allí también están”, explica González.

La técnica ancestral de estos dos hombres, que superan los 50 años, la aprendieron de sus antepasados. La habilidad les ha servido para mantener a sus familias, aunque en la actualidad el oficio ha dejado de ser rentable porque ahora existen equipos tecnológicos que ayudan a los pescadores a detectar los sitios donde hay cardúmenes.

La perspicacia de estos hombres es tan certera que cuando indican los sitios para que allí se lance la red, el resultado es una pesca exitosa que deja importante rentabilidad a todos. “Hay que ser muy rápidos para hacerle el cerco a los montones de peces. Es que cuando sienten el desplazamiento de la lancha se hunden a una gran profundidad y no se cogerá nada”, señala Suárez.

En la actualidad aún hay una veintena de hombres ‘larga vista’ que detectan las manchas de peces en el mar. Anteriormente, decenas de personas se dedicaban a esta actividad que ha sido superada por los adelantos tecnológicos.

En cada puerto se localizaba a estas personas para que puedan guiar a sus compañeros artesanos en las embarcaciones. “Ya no es como antes, los pescados se han ausentado de las orillas y para encontrarlos hay que viajar entre 20 o 30 millas. A esas distancias se los detecta con sondas o radares y allí nuestro trabajo queda fuera”, comenta Gustavo Suárez, otra de las personas que se dedican a esta labor.

Aunque pese a la modernización, estos pescadores siguen recorriendo los puertos a la espera de que alguien los contrate para ganarse el sustento del día. “No podemos quedarnos con los brazos cruzados, por eso todos los días venimos a la playa”, relata Juan González

La mayoría de estos artesanos en estos días se dedican a detectar el paso de las sardinas y el chuhueco, que en época de lluvia avanzan hacia la orilla del mar.