Los puntos de ruptura perpetuos de las vías

Los puntos de ruptura perpetuos de las vias

La inversión vial en los últimos nueve años ha sido de 8.500 millones de dólares. Parte de esos recursos han sido utilizados en tramos de cuatro ejes viales vitales para la comunicación entre la Costa y la Sierra: Alóag-Santo Domingo; Babahoyo-Montalvo

La inversión vial en los últimos nueve años ha sido de 8.500 millones de dólares. Parte de esos recursos han sido utilizados en tramos de cuatro ejes viales vitales para la comunicación entre la Costa y la Sierra: Alóag-Santo Domingo; Babahoyo-Montalvo-Guaranda; Bucay-Pallatanga-Riobamba; y Puerto Inca-Molleturo-Cuenca.

En total, son 494 kilómetros en los que no hay invierno sin que ocurran, en los mismos sectores, deslaves, hundimientos de calzadas, caídas de puentes y socavación de alcantarillas, que obstaculicen el tránsito y, en algunos casos, lo interrumpan por días y hasta meses.

En conjunto, las cuatro vías atraviesan de este a oeste la cordillera y permiten la comunicación de las provincias de Guayas, Los Ríos y Manabí con Azuay, Chimborazo, Bolívar, Cotopaxi, Tungurahua y Pichincha.

Aunque el invierno no ha sido tan fuerte en este 2016, los cortes han ocurrido en las mismas zonas y en las mismas carreteras en donde, en cada invierno hay maquinaria lista para entrar a trabajar en la evacuación de los deslizamientos.

En la vía Alóag-Santo Domingo, los deslaves han sido recurrentes desde hace 50 años, cuando se construyó la carretera en la que los muertos por aludes casi llegan al centenar en las cinco décadas.

En este año, los deslaves comenzaron el 14 de enero en el kilómetro 23 y el último de gran tamaño, registrado a inicios de este mes, dejó un muerto y dos heridos graves y la vía temporalmente inhabilitada.

En promedio, 1,5 millones de dólares se destina anualmente para el mantenimiento de esta vía y su costo de mantenimiento aumenta dependiendo del material que se deslice de los taludes inestables.

A eso se agrega el dinero invertido en ampliación de carriles, estabilización de taludes y la construcción de túneles para disminuir los riesgos.

Otra vía, en la que los desprendimientos de tierra son constantes, es la Molleturo-Naranjal. El mes pasado, tras arreciar las lluvias, los aludes ocurrieron entre el kilómetro 88 y el 106 y en la última semana, hubo pequeñas caídas de rocas.

En la carretera Babahoyo-Guaranda, el tramo Montalvo-Balsapamba que une a las provincias de Los Ríos con Bolívar, es el de mayor riesgo de aludes y asentamientos, según los técnicos. Allí, han ocurrido tres deslaves de magnitud en este año, los últimos a fines de marzo y en esta semana que mantuvo cerrada la vía por horas.

Pero la afectación más grande, en lo que va de esta temporada de lluvias, es el corte de la vía Bucay-Pallatanga-Riobamba, en el tramo Balbanera-Pallatanga-Cumandá, por el colapso de un puente en el sector de Chagualyacu. El cierre duró desde el 25 de febrero hasta ayer, cuando fue habilitado el puente emergente (bailey) que permitirá el paso hasta que culmine la construcción de un paso definitivo, de 500 metros, con vigas pretensadas.