Puerto a dos aguas

No tengo mayores conocimientos sobre el pretérito citadino y por ello me acojo a lo que dice la mayoría de la gente porteña, al afirmar que el 25 de Julio, fecha fijada para celebrar con las pompas del caso la Fundación de Guayaquil, no tiene realmente relación con la ceremonia legal que se supone debe haber llevado a cabo quien se considera fundador de la ciudad, el “tuerto” Orellana, sino con una referencia más religiosa que propiamente histórica, porque se trata del día en que los católicos celebran a Santiago, el santificado patrono con que los conquistadores y colonizadores españoles bautizaron a la ciudad que llamaron Santiago de Guayaquil, ubicada en las riberas del caudaloso Guayas y que se extendería luego hacia los varios puntos cardinales de la zona pantanosa, partiendo del cerrito del Carmen, donde ahora está ubicado el tradicional barrio Las Peñas.

Pero al crecer la urbe hacia el sector occidental llegó hasta la otra orilla, la del estero Salado, con la cual quedó, como un privilegio de la naturaleza, entre aguas que dieron paso a dos malecones. Y fue así, con el transcurrir del tiempo, que de puerto fluvial (que cada vez se hizo más limitante por la sedimentación) también se convirtió en puerto marítimo, que es por donde entra toda la carga que nos llega marítimamente desde el extranjero.

Lo conocimos y lo nombrábamos como “Puerto Nuevo”, desde el momento de su inauguración hasta algunos años después, habiéndose convertido por su capacidad de recepción en el primero del país, no solo por su antigüedad y tradición sino también porque la urbe guayaquileña está ubicada en un lugar geográfico privilegiado: la cuenca hidrográfica del Guayas, la más importante del Pacífico Sur. Sin embargo, con el adelanto de la transportación naviera que produce barcos cada vez de mayor capacidad y calado, no solo que se ha hecho necesario el dragado del canal que lleva a las instalaciones de la APG, sino que se ha tenido que proyectar la construcción de un puerto de transferencia y de aguas profundas, sito en Posorja, parroquia rural de Guayaquil. Y es que con la ampliación del canal de Panamá nos llegarán navíos gigantescos. Y podremos, entonces, recibirlos con toda la comodidad del caso.

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