
Prudencia al visitar a un enfermo
¿Quién no ha visitado alguna vez a un enfermo? De seguro todos, en algún momento. En esta condición se demuestra un cariño sincero. Pero si bien esto ayuda al estado anímico del convaleciente, en estas situaciones hay que tener presentes ciertas normas básicas para no pecar de imprudentes.
Primero averigüe si el enfermo puede recibir visitas, indica la experta en protocolo Sonia Martínez, quien dice que ante todo se debe respetar la intimidad del enfermo. “No todas las personas tienen el ánimo para conversar. A algunas no les gusta que los vean así”, dice. Sea que vaya al hospital o a la casa del convaleciente, tome estas recomendaciones para que su próxima visita sea la mejor. / CAA
En el hospital
En esos lugares hay reglas y horarios. Busque el mejor para su visita. Pregunte antes para ver si puede ingresar, pues podría haber un cambio, dice Martínez.
No se siente en la cama del paciente, aconseja la auxiliar en enfermería Irma Palma, para no interrumpir el funcionamiento de equipos médicos como vías o respiradores artificiales.
“Si tiene un virus, no vaya. Podría agravar el cuadro clínico del enfermo”, dice. Esta regla debe cumplirse en el hospital o en la casa. Si una amiga dio a luz, Martínez sugiere quedarse poco tiempo, pues la madre y el bebé necesitan descanso. “Obsequie ropita, algo que resulte útil”, dice.
Cuidado con el tiempo
Procure que la visita no se realice a las horas de comida, como el desayuno, almuerzo o cena, para no resultar inoportuno, señala Martínez. Asimismo trate de no quedarse más de media hora en el lugar, pues es descortés abusar del buen ánimo del enfermo. Este tiempo será razonable para conversar un rato y saber cómo se encuentra. “Si es la familia que visita puede quedarse un poco más para que ayude en algo a quienes están a cargo del convaleciente”, indica la experta. En el caso de los niños, estos muchas veces prefieren que los cuiden sus padres o abuelos para que los mimen, en lugar de personas especializadas.
Presentes
Siempre tiene que pensar bien en lo que va a obsequiar. Por ejemplo, si es una persona que está llevando algún tipo de régimen alimenticio porque ha sido operada de una úlcera o algo similar, no le lleve comida. El detalle de unos chocolates o algún dulce sirve en el caso de que la persona no tenga una dieta estricta. “Podríamos darle galletitas o bombones a quien tenga una fractura o algo parecido”, agrega. Martínez explica que un excelente regalo es dar libros interesantes, revistas o también un bonito arreglo floral.
Conversación
La experta en protocolo afirma que los temas de conversación deben ser positivos para no robarle la calma al convaleciente. Por ningún motivo dé malas noticias ni hable de temas incómodos como enfermedades o lo desmejorado que se ve el enfermo. “Tampoco debe hablar alto, ni reírse a carcajadas porque se debe respetar el dolor de la persona”, manifiesta Palma.