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Soy provida

Seguramente el título de este artículo habrá llevado a muchos a asumir que defenderé una postura determinada respecto a algunos de los temas de debate más complejos sobre los que se enfrenta la sociedad actual. Es el error de reducir las posiciones y los argumentos a un simple eslogan.

Cometen un error quienes se desgastan rebatiendo posturas que surgen desde el dogmatismo más recalcitrante, la ignorancia supina o la simple mala fe.

Los llamados a boicotear una determinada marca de pizza por su supuesta exaltación a la ideología de género o el afirmar que una gaseosa es fabricada con los fetos abortados, solo permite sugerir a quienes lo defienden que busquen atención especializada que ahonde en lo más profundo de su psiquis en la búsqueda del origen de sus desvaríos mentales.

Las respuestas a temas como la despenalización del aborto, el matrimonio igualitario o la eutanasia, deben pasar, necesariamente, por el sustento científico y el respeto a las creencias individuales. Si la Ilustración permitió posicionar a la razón crítica frente al oscurantismo dogmático es necesario hoy el desarrollo de una ética laica desde el pluralismo moral, tal como lo indica la filósofa Adela Cortina:

“El fundamentalismo religioso ha demostrado sobradamente sus insuficiencias teóricas y prácticas, y las mismas insuficiencias ha demostrado el fundamentalismo laicista. Por eso es hora de conjugar en la teoría y en la práctica el hecho del pluralismo moral, entendiendo bien que pluralismo significa algo más que tolerancia pasiva: significa tolerancia activa, respeto mutuo, disponibilidad a la cooperación para construir un mundo habitable”.

Estos temas requieren, por tanto, ser sometidos a un amplio debate en el que se entienda que la promulgación de leyes que afectan al conjunto de la sociedad no puede estar regida por posiciones individuales y excluyentes sino que debe responder a esa ética dialógica sustentada en el respeto y en la construcción de mínimos de justicia para TODOS dentro del principio de igualdad de TODOS ante la ley. Eso significa para mí ser provida... y proderechos.