Querido. Miles de hinchas llegaron al Capwell para dar el último adiós a Eduardo García.

Hasta pronto, ‘Nato’

“Fuerza y fe, que Cristo está con nosotros”, era el grito de aliento que más de un jugador eléctrico escuchó en los camerinos del Bombillo, proveniente de la leyenda del Club Sport Emelec, Eduardo ‘Ñato’ García. Era un motivador. Hoy ese recuerdo es in

“Fuerza y fe, que Cristo está con nosotros”, era el grito de aliento que más de un jugador eléctrico escuchó en los camerinos del Bombillo, proveniente de la leyenda del Club Sport Emelec, Eduardo ‘Ñato’ García. Era un motivador. Hoy ese recuerdo es infinito.

Ayer el estadio George Capwell (que continúa en reconstrucción) volvió a abrir las puertas para sus hinchas; esta vez no para celebrar la fiesta del fútbol, sino para despedir a un hombre “que le dio más a Emelec que ningún otro”.

Recordado por los hinchas gracias a sus enormes actuaciones en el arco. Y en la mente de sus compañeros como aquel tipo con la capacidad de unir a un camerino en problemas y luego hacerlo brillar. El ‘Ñato’ tenía grandes facultades como deportista y ser humano.

Jorge Valdez, quien fue parte de ese emblemático Emelec de 1979 en el cual el ‘Ñato’ fue DT y jugador (al mismo tiempo), explicó a EXPRESO cómo el portero charrúa fue clave en el título de ese año y su formación.

“Él logró unir a todo el equipo y nos convirtió en una familia. El día que me dijo que jugara como lo hacía en el barrio, yo me motivé mucho, tanto así que llegué a la selección nacional”.

Otro que tiene recuerdos invaluables es Gustavo Suárez, de 91 años, quien fue masajista de Emelec en la década de los 70. “El ‘Ñato’ tenía tres grandes cualidades, y no conozco a otra persona con ellas: era bondadoso, humilde y descomplicado. Si Emelec le pagaba, bien. Y si no, le daba lo mismo. Si algún jugador rival se lesionaba, el salía del arco y lo ayudaba. Ese tipo de ser humano era él. Tenía un corazón enorme”, contó Suárez.

Una larga fila separaba al hincha azul de la despedida con uno de sus referentes históricos. Algunos se ubicaron en la platea de General Gómez, para escuchar la ceremonia; y otros eligieron llegar hasta el féretro, decir adiós y abandonar el escenario deportivo.

El ataúd arribó a las 08:30 a la ‘Caldera’ de Emelec y fue retirado alrededor de las 12:30, para ser trasladado a Jardines de Esperanza, donde recibió santa sepultura a las 17:00.

Luis Idrovo, gerente deportivo de Emelec, pasó de verlo como su ídolo (“por él me hice emelecista”, dice) a tenerlo como compañero de labores, en donde “comprobé sus dotes como amigo y ser humano”. Idrovo afirmó que “si este año logramos ser tetracampeones, ten la plena seguridad que tendremos una ayuda de arriba”.