Progreso cientifico

El Instituto Nacional de Higiene y Medicina Tropical Dr. Leopoldo Izquieta Pérez, gracias a actitudes negativas del altiplano, a la envidia del trío Lotama y a la ignorancia supina de funcionarios de salud que nunca entendieron su filosofía institucional, fue destrozado por la ‘razzia’ correísta; el pretender resucitarlo, tomaría aproximadamente una década con una inversión importante y un componente humano de igual jerarquía.

Gracias a este exabrupto fatal, estamos a la zaga de países en desarrollo que nos llevan lustros de adelanto en un período de modernización sin límites, en donde gracias a los avances tecnológicos y al aporte cerebral de importantes investigadores vamos a la caza de diagnósticos más oportunos y certeros que permitirán la aplicación de terapéuticas de mayor impacto biológico y mejores resultados.

El cáncer, enfermedad catastrófica, destruye física, mental, espiritual y económicamente a quienes lo padecen y la ciencia trata de implementar diagnósticos precoces para reducir sus consecuencias personales y sociales. Todos sabemos que se trata de una enfermedad genética que se produce cuando se originan mutaciones en el ADN, siendo muchos los genes afectados. Es así que cerca del 10 % de los cánceres son hereditarios, en virtud de lo cual se realizan estudios genéticos que permiten el diagnóstico molecular de este padecimiento.

Hay países como Colombia, donde existen ya laboratorios con servicios centrales dotados con tecnología de punta para implementar las técnicas más modernas de diagnóstico molecular, lo cual ha permitido desarrollar millones de secuencias masivas de ADN que podrán ser utilizadas tanto en hemato-oncología, así como en la etiología de tumores sólidos y enfermedades hereditarias.

Se va desvelando el misterio de los trastornos oncológicos en beneficio de los pacientes que podrán, gracias a la utilización de la biología molecular, obtener diagnósticos con gran rapidez y precisión que permitirán tratamientos adecuados y oportunos, mejorando de manera ostensible su pronóstico y sobrevida.

Y sigo andando...