Priscilla Arosemena falleció el viernes en Florida, Estados Unidos. Tenía 50 años.

Priscilla Arosemena: “Hoy quiero ser feliz”

Quien fuera una de las primeras figuras de la televisión nacional, Priscilla Arosemena, habló abiertamente por primera y única vez de sus errores y aciertos luego de abandonar Ecuador y fijar su residencia en Estados Unidos. Hoy, a manera de un homenaje póstumo, reproducimos esta especial entrevista.

En los décadas de los 80 y 90, fue una de las consentidas de la pantalla chica y de Ecuavisa principalmente, donde se mantuvo por más de una década. Su espontaneidad, carisma y elocuencia le permitieron conducir recordados programas como El club de Menudo, Media Naranja, La nota del jueves, Estrenos y Estrellas, Solo para socios, Solo para casados y Joao y Priscilla. Radicada en Miami desde el año 2000, una delgada y chispeante Priscilla Arosemena estuvo de paso por Guayaquil, con motivo de las fiestas navideñas y habló en exclusiva con EXPRESIONES de cómo cambió su vida hasta lograr una estabilidad que hoy le permite hablar de un posible retorno a la televisión nacional.

Aunque su vida transcurre ahora en Estados Unidos, mantiene un lazo muy fuerte con Ecuador, ¿Qué la motiva a venir esporádicamente?

Principalmente mis hijos mayores: Priscilla, Juan Xavier y José Enrique Huerta. El hecho de vivir en Estados Unidos, aunque sea la nación más desarrollada del mundo, no se compara con Ecuador, porque acá siempre estarán tus raíces y extrañas a los tuyos, aunque en Miami vivo con mis dos pequeños.

A pesar de su ausencia de la vida pública, ¿considera que dejó una huella?

Tengo que reconocerlo y eso se lo debo a Dios. Creo que dejé huellas y te lo resumo en ejemplos tontos, como cuando me ceden el puesto mientras hago fila en el banco, en una farmacia, en la gasolinera o en el counter del aeropuerto; siempre me preguntan cuándo regreso. No me refiero a privilegios, sino al cariño que todavía me demuestran, por eso estaré eternamente agradecida con la televisión ecuatoriana.

Si contaba con tal reconocimiento y afecto, ¿qué la impulsó a dejar Ecuador y alejarse de la televisión?

Me di la oportunidad de cambiar de vida, cuando un matrimonio se disuelve, te queda siempre un vacío y un gran dolor, quieres modificarlo todo.

¿A eso se sumó la intención de trabajar en la televisión de Miami?

Mi objetivo era establecerme en la televisión de allá, pero que a su vez me permitiera constantemente venir a Ecuador por ver a mis hijos. De hecho lo logré, a través de infomerciales que hice para RCTV, Latin Shopping Network y Tele Miami, se habla de productos específicos por 30 minutos, pero no es un Tventas.

¿Es rentable hacer infomerciales?

Te pagan bien, pero no me llaman continuamente porque te manejan como imagen exclusiva de lo que promocionas. Cada dólar que caía en mis manos era para ver a mis hijos y llevármelos a Florida para que pasaran conmigo sus vacaciones. De esta manera la separación no logró ser tan traumática.

¿Qué sucedió con su última relación sentimental?

Mi tercer compromiso fue con un militar estadounidense que prestó sus servicios en Alemania. La relación terminó, pero seguimos siendo buenos amigos, con él tuve a mi hijo John Mullins.

¿Es cierto que usted aprovecha sus visitas esporádicas a Guayaquil para reunirse con directivos de canales y ver la posibilidad de retornar a la televisión?

Sí lo he hecho y la idea que yo les he propuesto es ser corresponsal desde allá. Rentar una cámara con su respectivo camarógrafo y que la televisora establezca contactos con representantes de artistas en Miami y lograr entrevistas exclusivas. Si no se ha dado, no es por los canales, es por mí, al darme cuenta que no existe un espacio donde me interese estar.

¿Pero su idea se mantiene?

Sí, pero admito que cuando observo lo que transmite la televisión de acá, ya no están los productores con los que yo trabajé como Stanley Parker, Carlos Ycaza o Maggie Mollison, libretistas como Georgianna Nebel. A excepción de En Contacto (Ecuavisa), los programas que veo son vacíos y algunos usan la vida de las personas para lograr sintonía. Llegará un momento en que el público se aburra de eso, así que prefiero que surja algo donde me sienta cómoda y que no afecte mi imagen.

¿Simpática pero no vulgar?

Maggie Mollison me dijo en alguna ocasión que siempre me mantuve en la frágil línea que hay entre ser súper simpática y caer en la vulgaridad. Si todavía las personas me quieren y me recuerdan es por eso.

¿Si tuviera la oportunidad de retroceder en el tiempo, hubiera renunciado a Ecuavisa?

(Tajante) Jamás y te explicó por qué. Cuando Joao Ayala y Carlos Ycaza me convencieron para irme a SíTV (hoy Canal 1) era para hacer televisión en ese canal y quedarme de largo. Antes de eso, fui imagen exclusiva de Ecuavisa, mis cheques llegaban puntualmente y a veces sin estar al aire. Recuerdo que cuando hablé con Xavier Alvarado Roca (propietario del Canal del Cerro) él me ofreció hasta hacer noticias con tal de que no me fuera. Yo le dije que no venía a negociar, sino a despedirme.

¿Qué sucedió en SíTV?

Entré allá con la convicción de que me iniciaba como parte de un nuevo canal, un proyecto naciente, pero transcurrió apenas un año y Joao decide irse y acabar con Joao y Priscilla, entonces me quedé sin nada luego de haber permanecido 12 años en Ecuavisa. No soy adivina, me arriesgué, pero al final aprendí de aquella experiencia con la cual maduré.

¿Qué tan complicado es ingresar a laborar a canales como Univisión y Telemundo, de Miami?

Lo voy a decir clarísimo, si no estoy en esos canales, es porque no tengo un padrino, al igual que pasa en Ecuador, China o cualquier parte del mundo, si no tienes contactos, no pasa nada.

Hay quienes opinan que con contadas excepciones, no hay presentadores o animadores que estén preparados para estar en la televisión, ¿qué piensa usted?

El público a través del televisor quiere tener en su casa a alguien que sea como su familia, algo auténtico, no un producto falso o fabricado. Si los productores o directores se sentaran a preparar y entrenar a sus talentos, la televisión sería otra. Mi papá desde niña me tomó a cargo dirigiendo con su cámara, de esta forma perdí el miedo y cuando grababa en el estudio era como ver a mi padre. Posteriormente, fui aprendiendo y puliéndome en el camino.

Usted se enfrentó en los últimos tiempos a situaciones dolorosas como la muerte de sus padres, ¿cómo las sobrellevó?

Efectivamente, hubo instantes muy dolorosos, pero solo te queda continuar adelante siendo fuerte. Mi padre era un hombre al cual yo amé muchísimo. Mi mamá falleció hace pocos meses y es algo que quise vivir en la intimidad y no se lo dije a nadie, solo quería estar con mi hermana Cinthya y mis hijos.

También se la vio en el funeral de León Febres Cordero...

Asistí porque él fue esposo de María Eugenia Cordovez, quien es media hermana de mi mamá. Nunca olvidaré que León, estando con cáncer, acudió al funeral de mi madre y se sentó en la última banca, a él lo recordaré siempre.

¿Qué la hizo convertirse al cristianismo?

Me entregué a Jesús hace dos años por una situación de salud y esto me ayudó enormemente a sobrellevar situaciones duras. (Pausa) Toda mi vida la documentaré en una biografía que estoy escribiendo y que espero publicar algún día.

¿Qué aspectos cambiaron en usted desde entonces?

Priscilla se marchó un poco dolida de Guayaquil, no hablo de los medios de comunicación, sino de algunas personas que me causaron mucho daño con comentarios que fueron utilizados no para construir sino para lastimar terriblemente. Tuve que rehacer mi vida, actualmente no tengo pareja, Jesús es mi amor y me siento contenta de haber dejado cosas que no me hacían bien a mí.

¿Su mayor pérdida?

(Piensa) Confieso que casi me extravío y si no hubiese conocido a Cristo hubiera perdido a mis hijos y el anhelo de volver a la televisión con el solo deseo de aportar y hacer algo por los demás. Te pude haber nombrado a mis padres, pero soy sincera al decirte que estuve a punto de perderme como Priscilla Arosemena, pero gracias al amor de Dios no ocurrió y aquí estoy otra vez con ganas de vivir, sonreír y dar gracias a la vida por lo que tengo. Hoy quiero ser feliz.

¿Qué extraña del ayer?

Para mí el pasado no existe, vivo el presente, el mañana no lo conozco. Poseo un libro que se llama El poder del ahora y para mí lo que tiene Priscilla en este momento es una mesa, sentada junto a ti, en una bella tarde en la casa de mi hermana con mis hijos jugando, un 23 de diciembre.

(Entrevista publicada el 5 de enero de 2009 en EXPRESIONES).