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El presidente y los rectores

En décadas no había habido una reunión entre el presidente de la República y las universidades del país. El pasado miércoles 4 de octubre los rectores de todas las universidades fueron invitados para dialogar con el primer mandatario, con los ministros relacionados con el área de educación superior, como Senescyt, Educación, Finanzas, Relaciones Labores y directores de dependencias estratégicas para la sostenibilidad de las instituciones.

En los últimos diez años las universidades ecuatorianas estuvieron bajo sospecha. De ahí la famosa “hiperregulación” que tanto daño ha causado a la sociedad y que convirtió a profesores y directivos en maestros de la gestión burocrática. No solo ello: se señaló a las instituciones de educación superior su falta de calidad por no constar entre las cien mejores universidades del mundo y para ello se crearon las cuatro universidades emblemáticas que se supone rescatarían a sus colegas de la mediocridad e inundarían de publicaciones y patentes. Un modelo único de universidad se impuso en todas partes. En esas condiciones, ¿para qué dialogar? Mejor un reglamento de sanciones.

El presidente está preocupado por la falta de cobertura (cupos) de las universidades. Fue uno de sus mensajes más insistentes. Lo que no implica, se aclaró, perder de vista la calidad. No se trata de aumentar el ejército de desempleados con títulos que no otorgan ninguna competencia.

La respuesta estriba en que las universidades públicas y privadas recuperen su autonomía y su lugar. El ministro Falconí demostró mediante una “reductio ad absurdum”, cómo el “reglamentarismo” ha inmovilizado a los procesos universitarios. No por azar, el presidente Moreno evocó a Kafka.

Recuperar la autonomía implica por parte del Estado aceptar y apoyar la diversidad de la educación superior y la existencia de diversos modelos de universidad. Desde sus diferentes identidades las universidades públicas y privadas contribuyen al desarrollo del país. Las reformas a la LOES tienen la palabra para descongelar a la educación superior. El diálogo ha comenzado.