Presentacion

La historia de Jerusalén es apasionante, está llena de momentos mágicos que tocan y transforman vidas en muchas formas aun hoy día.

Hace unos años tuve la suerte de estar allí y escuchar la narración de la remodelación del templo en los tiempos del rey Herodes, cuando construyó un área en el patio de ingreso frente al altar principal, en la que podía estar cualquiera, sea judío o no, sea estudiado o no, sea pueblo elegido o no. Este espacio fue llamado el atrio de los gentiles, ya que permitía a todos poder tener un intercambio de criterios y opiniones respetuoso, sin distinción de religión, cultura, lengua o profesión.

Al ser invitada gentilmente por el diario a escribir semanalmente en esta columna, creí conveniente rescatar los valores de ese histórico atrio, aunque esta vez de las rosas, para proponer un espacio de convergencia, de diversidad, de encuentro, de expresión, de respeto y de cordialidad, en donde al leerme y escribirme, podamos asumirnos como seres humanos en relación y poder tomar decisiones diarias más acordes con nuestros valores.

Los invito a compartir una mirada trasversal de lo cotidiano a través de conceptos como inclusividad, desarrollo sustentable, tercer sector, solidaridad, subsidiaridad, aliancismo y otras experiencias que me será grato compartir con ustedes, ahora, que todo apunta a crisis creciente en todos los ámbitos y que ni el modelo capitalista, ni el modelo socialista dan señales de tener capacidad de dar soluciones reales.

Pues, solo tenemos que mirar las noticias, leer los diarios y mirar a nuestro alrededor para percatarnos de que nos falta un cúmulo de principios rectores para poderlos aplicar a la vida diaria. Ya que vemos que a pesar del esfuerzo que hacemos en nuestras familias y entorno, nos convertimos cada día más en una sociedad sin encuentros, sin respeto, sin tolerancia y sin agenda.

Nos queda entonces construir e imaginar diálogos y propuestas, hoy más que nunca, redefinir cuál debe ser nuestro plan de vida y exigir a nuestras autoridades que sean coherentes con el bien común, pues de ello depende todo nuestro futuro.

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