Preparando el animo

Ilustro el presente cañonazo con una de esas frases, muchas de ellas anónimas pero con cierta chispa, que marcan cada día en las agendas. En la mía hoy se puede leer: “En la vida no tenemos que esperar a que pase la tormenta, tenemos que aprender a bailar bajo la lluvia”.

El nacimiento de Cristo es una magnífica oportunidad para recomendarlo. Viene complicado el 2019 pero, si enfrentamos juntos las tensiones que trae, es seguro que podremos resolverlas con menor sacrificio. Lo que no podemos hacer es resignarnos. La resignación no es una actitud cristiana. “La resignación es un suicidio cotidiano”, enseñaba Honoré de Balzac y tenía mucha razón en señalarlo.

Si nos resignamos bajamos los brazos, dejamos de actuar y nos sometemos a la llamada “fuerza del destino”. ¿Qué es eso de la fuerza del destino? El concepto está bien para titular una telenovela, no para tenerlo como guía en el ejercicio maravilloso de vivir.

Perdónenme la abundancia de citas pero me fluyen como si las llamara conforme voy tratando de preparar el ánimo. Don Gregorio Marañón me aporta otro pensamiento inspirador cuando establece: “Vivir no es solo existir/ es existir y crear./ Saber gozar y sufrir/ y no dormir sin soñar./ Descansar/ es empezar a morir.

Marañón, Balzac y otros coinciden en que resignarse es otra forma de acabar la vida. Sí, viene duro el 2019. Asumámoslo como un desafío para probar nuestra reciedumbre, tal como hicimos en cualquier otro tiempo de situaciones graves, como cuando las epidemias, los incendios, los piratas, las erupciones, los terremotos, las inundaciones o la eterna plaga de los políticos corruptos o incapaces.

En todo caso, el Ecuador puede avanzar en medio de su crisis. La cuestión es mantener el ánimo arriba, con el ejemplo que nos da el gobierno. Me gusta el encargo que se la ha hecho a Otto. Lo anoto como un acierto del gobierno. Ahora toca a todos apoyar el trabajo del vicepresidente y lograr que su labor sea exitosa.

Regalémonos por Navidad ese hermoso presente de contribuir al progreso del Ecuador, a la consolidación de su todavía flaca democracia, y hagámoslo próspero.