El posgrado 454

Ecuador tiene una oferta de 453 posgrados. El número es similar al de Costa Rica, único país latinoamericano en la lista de “los más educados del mundo”, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, alianza que agrupa a naciones desarrolladas. Y lo considera así porque 1 de cada 4 habitantes, de entre 23 y 64 años, posee título que lo habilita a especializarse. En Ecuador, en cambio, el último porcentaje disponible dice que es 1 de cada 15.

Es decir que Ecuador tiene, proporcionalmente a su población, 4 veces menos profesionales que Costa Rica y, sin embargo, les ofrece un número casi igual de maestrías. En vez de atiborrarlos de ofertas, ¿no deberíamos crear las condiciones para que consigan empleo y se recompensen sus esfuerzos? No es solo cuestión de alentarlos a llenarse de títulos. Y si no preguntémosle a España: acaba de revelar que tiene “más de un millón de titulados universitarios en riesgo de pobreza”. El conocimiento es vital, pero sin opciones laborales es como tener los cubiertos y no el almuerzo.

Nuestra oferta no solo es excesiva. Extraña ver, por ejemplo, que universidades Categoría C hayan sido aprobadas para impartir ¡75 posgrados! ¿Con qué criterios las valoró el Consejo de Educación Superior? Una universidad debe tener cierto proceso de madurez institucional y de solvencia académica para dictarlos. No cualquiera puede ser habilitada. No está entregando diplomas en “cómo preparar churros”.

Aunque, por cierto, hay más de un título curioso en nuestra ofertitis. Habrá pronto especialistas en “Entrenamiento personalizado”, o en uso del “Tiempo libre”, maestría que -supongo- debe tener asegurada la presencia de Freddy Ehlers.

A este paso, ofertarán una especialización que les garantice, esa sí, un empleo a los miles de aspirantes de los 453 posgrados. La maestría perfecta sería la 454: Gestión de la supervivencia con los gobiernos de turno, Mención en técnicas de ‘cheerleaders’. María José Carrión, Pablo Celi, María Fernanda Espinosa, Jimmy Jairala o Ivonne Baki quizás estén allí. No como alumnos, claro. Ellos irían como profesores. Eméritos.