Una clase política consciente y abierta a la autocrítica es lo que necesita el país para los nuevos retos que traiga el 2023. Ese es el consenso al que llegan seis políticos consultados por este Diario y que, además, bosquejan lo que para ellos es la ruta a seguir para mejorar la vida de los ecuatorianos. Una que debe considerar las falencias de la política nacional para ser corregidas en el nuevo año.

Una de las deficiencias detectadas por Rosalía Arteaga, expresidenta de la República del Ecuador, es la falta de comunicación adecuada entre la ‘macropolítica’ y el diario vivir de los ecuatorianos. “Ha hecho falta que los políticos aclaren las razones de determinadas acciones o decisiones”, señala la exmandataria y recuerda que una comunicación efectiva es vital para lograr consensos. Mismos que han hecho falta y, según indica, son necesarios para renovar el quehacer político y trazar metas comunes.

Objetivos que para César Rohon, exasambleísta, son importantes, pero que necesitan el compromiso de todos los políticos. “Este año hemos visto una lucha incansable por intereses personales y el poder político”, destaca y señala que “hace falta una reflexión profunda del país que deseamos”. Además, señala que de eso depende el futuro y mejoramiento del quehacer político.

Sin embargo, precisamente ese es el reto que avizora Mauricio Gándara, exministro de Gobierno, para el 2023. “Hemos estado marcados por un profundo fraccionamiento político, es difícil pensar en que temas nacionales nos unan”, señala y reflexiona que los intereses personales y partidistas deben cesar para poder dar paso a la comunicación y ahí sí poder llegar a los acuerdos ‘supranacionales’ antes mencionados. “La seguridad, la educación y la generación de empleo son lo que nos interesa a todos, es momento de ponerlos delante del resto de cosas”, destaca.

Por su parte, Darwin Pereira, asambleísta de Pachakutik y miembro del Consejo de Administración Legislativa de la Asamblea Nacional, señala que lo mencionado por Gándara han sido los principales temas abandonados por la clase política en funciones. “No estamos debatiendo el país que queremos para nuestro futuro”, continúa y señala que la construcción de políticas a largo plazo es lo que hace falta. “Hay que perseguir la unidad en la diversidad para encontrar temas que unan al país como la educación, el empleo y la seguridad que tanto preocupa a todos” dice el legislador. También hace hincapié en la necesidad de que haya autocrítica y reflexión por parte de las organizaciones políticas que, además, deben “aprender a dialogar teniendo claro las líneas rojas y verdes de todos”.

Sin embargo, Paola Cabezas, asambleísta de la Revolución Ciudadana, señala que “siempre se puede mejorar nuestro trabajo”, pero que la clase política también tiene que ser consciente que las prácticas adoptadas no son las correctas. “El principal error que hay es que se ha abusado de las herramientas judiciales para tratar de sostenerse en cargos públicos”, señala la legisladora y destaca que la renovación del quehacer político parte por mermar la pugna de poderes que existe en las esferas de la política nacional. “La injerencia y la persecución política debe parar”, continúa Cabezas y recuerda que debe primar el respeto por aquellos que piensan distinto.

Por otro lado, Wilma Andrade, legisladora de Izquierda Democrática, señala que la falta de consensos ha provocado falsas expectativas en el pueblo ecuatoriano y que la clase política ha estado desconectada de los problemas sociales y económicos. Ella reconoce que es también una falencia suya y que para 2023 “podría fomentar más visitas al territorio para tener un acercamiento estrecho con la población”, pero que la meta en común que deben tener todos los actores es la búsqueda de un acuerdo nacional.