No creen en ninguna campaña electoral ni en las promesas de cambio. Los jóvenes de 16 a 29 años de edad tendrán un rol importante en las elecciones seccionales del 5 de febrero próximo. Esto debido a que de los 13,45 millones de ecuatorianos habilitados para votar, según las cifras del Consejo Nacional Electoral, este grupo etario representa el 32,6 % del padrón electoral. 

Sin embargo, pese a tener gran participación en las urnas, el descontento y la inconformidad de los jóvenes sobrepasa la intención de elegir a uno de los tantos candidatos que, a decir de ellos, no llenan sus “expectativas ni han mostrado tener la capacidad para administrar el cargo por el que hacen promesas que luego no pueden cumplir”, como dijo uno de los entrevistados.

Este sentir de inconformidad y descontento se desprende, según Esteban Ron, decano de la Facultad de Ciencias Sociales y Jurídicas de la Universidad Internacional SEK Ecuador, de la poca o nula participación que han tenido los jóvenes en la política ecuatoriana, al no ser considerados por las tiendas políticas. 

“Podemos ver que dentro de las organizaciones políticas tenemos líderes eternos. Eso genera un desencanto natural, porque ven un líder que ha estado años y años y no se ha visto renovado en la organización política”, explica Ron, quien añade que a esto se suma la poca relevancia que tienen las decisiones de los jóvenes en estos escenarios: “Estos líderes tampoco consideran, dentro de la organización, propiciar la carrera política de los jóvenes”.

Ante esto, EXPRESO consultó a un grupo de jóvenes sobre qué debe pasar para que ‘vuelvan a creer’ en los procesos electorales y la política del país. Todos coincidieron en que “ser famoso o tener miles de likes en redes sociales no significa que sea el candidato idóneo para dirigirnos como población. Se necesita gente capaz, con experiencia”.

Así opina Josseline Serrano, de 25 años, quien agrega que no cambiará su perspectiva negativa sobre las elecciones hasta que las organizaciones “pongan en la papeleta a gente preparada y honesta que, al menos, haya pisado la universidad”.

Este criterio se asemeja con el de Xavier Ruiz, de 27 años, quien sostiene que cuando los jóvenes “se ilustran un poco” se deja de aplaudir que un candidato sea escogido por las organizaciones políticas “solo porque es famoso o goza de aceptación”.

Ninguno de los perfiles políticos que se disputarán un cargo en las urnas el próximo febrero llena sus expectativas, dice Xavier, porque, “de lo poco que he revisado, o son los mismos de siempre, que tienen miles de denuncias en su contra, o están esos que solo son cara bonita y no saben nada de administración. Necesitamos gente proba”.

Al comentario de Josseline y Xavier se une el de Allison Mendoza, de 21 años, quien asegura que “solo el día que haya gente nueva y preparada, dejaré de votar nulo en las elecciones. No le creo a ningún candidato”.