Nuevo set de prensa de Carondelet: ¿Copia de la versión de la Casa Blanca?

No solo el azul predomina en el set de la vocería presidencial ecuatoriana, sino que también la placa central, de forma oval, en la que se encuentra la gráfica del Palacio de Carondelet. ¿Pero este espacio es copia del de la Casa Blanca?

En el régimen de Guillermo Lasso (2021-2023), aunque también la vocería oficial tenía un espacio adecuado para pronunciarse, este tenía un estilo propio. Las cortinas eran azules; la pared posterior del set donde se paraba Carlos Jijón, entonces portavoz, era diferente, de color café. Además, en el escenario había dos banderas del Ecuador.

La placa también era distinta: un cuadro de vidrio laminado opalino blanco. En él se observaba que las líneas de la gráfica del Palacio de Gobierno y las palabras “República del Ecuador” y “Palacio de Carondelet” estaban sin fondo.

Ahora, este ambiente es ajena a esa apariencia, pero muy similar al de Estados Unidos: cortinas y pared de color azul-celeste, el logo del Palacio de Carondelet dentro de una figura oval y la bandera tricolor al lado derecho.

Todo esto, revela Nicolás Castro, coordinador de la maestría de Comunicación Política de la Universidad Internacional del Ecuador, representa simbólicamente el poder, es decir, son manifestaciones concretas de autoridad institucional. No se trata solo de una simple escenografía, sostiene, es una construcción visual que comunica jerarquía, centralidad y una voz oficial. “Todo en ese encuadre está diseñado para reforzar la idea de orden, control y seriedad”.

¿A qué se debe estos cambios?

Para el analista político Carlos Salvador, la similitud del escenario de la vocería presidencial ecuatoriana con el estilo norteamericano tiene un trasfondo simbólico político, que revela -de una manera muy sutil- el alineamiento y la simpatía que tiene el gobierno de Daniel Noboa con el régimen de Donald Trump. Un guiño al Gobierno de Estados Unidos de Norte América.

Por otro lado, también afirmaría las buenas relaciones que tiene Noboa con EE. UU., lo que evidenció en época de campaña, indica el analista político Daniel González. Además, de probar algún tipo de semejanza o de relación con ese régimen.

Asimismo, demuestra un componente ideológico, expone Castro. “El set no solo se parece, también representa una alineación simbólica con una estética global del poder”, es decir, es una forma de expresar que aquí también somos un gobierno moderno, fuerte y racional.

Castro expone lo que representa la vocería de la Casa Blanca en el imaginario y la cultura popular. “Su simbología ha sido construida como un espacio que históricamente materializa el poder ejecutivo. En películas, series y noticieros, es común ver la sala de prensa como un escenario fácilmente reconocible”. 

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¿Qué buscaría demostrar Noboa con esta línea de comunicación gubernamental?

Primero, dice Salvador, prevenir el desgaste de imagen del presidente, de legitimar institucionalmente a la Presidencia de la República. Así también, marcar distancias del estilo de comunicación que se manejó en los gobiernos anteriores, en especial con el correísmo, donde la difusión de información de lo que hacía el gobierno estaba centrada y anclada única y exclusivamente en la imagen del presidente.

Por lo que su perfil sería más tecnocrático y lo ancla a esa legitimación simbólica que mostró también el gobierno de Lasso a Estados Unidos. Pero a su vez, tiende un puente y crea un espacio donde eventualmente se podrían encontrar los dos regímenes, sostiene Salvador.

También la amistad entre las dos naciones y que Ecuador se alinearía a esa misma dirección política, señala Rommel Salazar, sociólogo, analista político y docente de la Facultad de Jurisprudencia y Ciencias Sociales de la Universidad de Guayaquil. Además, ejercer la hegemonía del poder político.

Lo que evidencia nuestra ubicación periférica dentro del sistema del mundo occidental, dentro de sistema del mundo capitalista, interpreta Salazar.

Este es un patrón que también está siguiendo otros países

Por otro lado, con la vocería formal, manifiesta Salazar, Ecuador estaría sumándose a la línea que también lo ha hecho otros países de la región, como el caso de Argentina. “Está siguiendo un patrón dentro de la geopolítica”.

Castro lo sostiene y puntualiza que la similitud con los espacios de vocería en otros países de la región responde a esa lógica de reconocimiento inmediato: una escenografía que ya está codificada como puesta en escena del poder. Representa una alineación simbólica con una estética global del poder. Por lo que subraya que esto “no es inocente; es una manera de inscribirse en una lógica del poder hegemónico, tecnocrático y occidental”. 

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¿Qué faltaría por fortalecer?

A criterio de Salazar, sería importantísimo que las vocerías vengan argumentadas y fundamentadas con data, con datos certeros, con estadísticas. Con ello, demostrarían, dice, que las políticas ejercidas desde el Gobierno están funcionando en el territorio, están cumpliendo con los objetivos.

Para González, es menester que se analice que los responsables de las diferentes entidades gubernamentales acudan los lunes a esta actividad para que amplíen puntualmente la información oficial, de manera técnica. Es decir, que todo sea simétrico, como lo están manejando en la Casa Blanca.

No obstante, cree que, en un mes, el régimen debería analizar los resultados de esta vocería oficial, para ello deberán tener métricas para evaluar. De esta forma, podrán corregir ciertas acciones, mantenerse o migrar a otro tipo de modelo de comunicación. Carolina Jaramillo, actual portavoz, lleva dos semanas ejerciendo de vocera del régimen.

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