La politica del salmon

Los salmones, como es sabido, depositan los huevos de sus nuevas crías en las mismas aguas donde nacieron ellos. Vuelven y vuelven porque si abandonan los nichos de desove no hay crías de salmones, y los mismos salmones mueren y desaparecen.

Solo mirando la tenacidad de los salmones por salvar su especie puedo entender la motivación del oficialismo en resucitar el feriado bancario, y apuntalarlo 18 años después en el eje de campaña como si hubiera ocurrido anteayer mismo.

Me pregunto cómo el trascendente asunto del feriado bancario aún perdura sin cerrarse, y me inquieta preguntarme por qué este Gobierno no liquidó ya el dolor de la quiebra si, tras diez años de poder, tuvo todo de su lado: jueces, fiscales, abogados, superintendencias, banca pública, Asamblea donde legislar y presupuesto, para poder hacerlo.

Hasta ahora el saldo de cobro mejor resuelto del feriado es la incautación de los medios de comunicación desde los que el Gobierno infecta con su propaganda. Si el resto estuviera resuelto todo sería lección aprendida en hoja muerta, y para nuestro bien como decisores del destino, su candidatura estaría obligada a proyectar remedios de futuro, que no laceraciones del pasado, en esta campaña.

Me aturde, me espanta, me hastía su discurso hartamente repetido. Me estremece esta ceremonia deliberada de la confusión si pienso en el destino de Mi Ecuador, donde el oficialismo enturbia el sagrado río de la campaña para asegurarse el alimento de su genética que, como la del salmón, solo puede sobrevivir si permanentemente regresa a los mismos territorios donde se crio.

Cecilia Cordero Roque