Glenda Tandazo, nutricionista clínica

Un plan nutricional ante el desastre

En casos como este lo principal es proveer a los afectados de una cantidad suficiente de alimentos energéticos, aunque no sea una dieta balanceada.

Los desastres naturales ocasionan un trastorno severo en la población, por lo que es necesario introducir un plan de alimentación en los programas de emergencia. Y este debe ajustarse a los recursos y posibilidades de abastecimiento disponibles. Lo dice Glenda Tandazo, nutricionista clínica, quien por estos días está preocupada por los efectos nutricionales del terremoto del sábado 16.

En casos como este lo principal es proveer a los afectados de una cantidad suficiente de alimentos energéticos, aunque no sea una dieta balanceada.

Se refiere a las raciones mínimas por persona en las diferentes etapas del desastre. Recomienda que la ración para supervivencia, que proporciona la energía mínima que necesita el cuerpo y permite mantener a las personas vivas durante un período de poca disponibilidad, debe contener: 1½ tazas cafeteras de cereal (arroz o cebada); dos cucharadas de grasa (margarina o aceite) y 1½ onzas de proteínas (granos). Mientras que las raciones de mantenimiento temporal, que aportan más energía y permiten un mejor estado de salud, se pueden suministrar cuando mejora el abastecimiento de víveres. Esta incluye: dos tazas cafeteras de cereal (arroz, trigo, cebada, centeno, maíz o semillas); 2 ½ cucharadas de grasa (aguacate, o margarinas, o aceite, o frutos secos) y dos onzas de proteínas (carnes, o frutos secos, o granos, o huevos, o leche, o queso).

En el caso de los grupos vulnerables (niños menores de 5 años, mujeres embarazadas, en período de lactancia, ancianos y enfermos), se debe completar su alimentación con media taza cafetera de avena, más dos cucharadas de leche y dos cucharaditas de grasa.

“Es importante que una persona reciba por lo menos ocho vasos de agua al día; el calor y la humedad llevan a la pérdida de líquidos a través del sudor. Las personas con sobrepeso, personas mayores, enfermos y bebés pierden líquido más rápidamente”, explica.

Sabe que lo que se viene seguirá siendo duro y sugiere preparaciones económicas en períodos de poca disponibilidad, a las que, en la medida de lo posible, se les debe ir agregando frutas y vegetales:

- Arroz, frejoles, queso y ensalada de tomate.

- Arroz, frejoles y huevo revuelto con tomate.

- Frejoles, guineo, aguacate y ensalada de tomate.

- Frejoles, queso, puré de papa y zanahoria rallada con tomate.