
Pinos, entre homenajes y el sueno de llegar a la Tri
El arquero de Independiente del Valle fue homenajeado en su natal Quevedo antes de recibir la noticia que fue llamado a la selección nacional.
En su llegada a Quevedo, horas antes de ser convocado a la selección nacional para los amistoso con Trinidad y Tobago y Colombia, Jorge Pinos Haimán, de 30 años, fue primero a su casa donde su familia, en la parroquia San Camilo, Quevedo, lo esperaba con ansias. Ya después fue protagonista de varios sucesos, entre ellos el reconocimiento por parte del municipio local, que le entregó un pergamino por su destacada actuación como arquero de Independiente del Valle en la Liga Pro Ecuador, y hace poco en el equipo se convirtió campeón de la Copa Sudamericana 2019.
Pinos, emocionado, dijo que no se esperaba el homenaje y le da mucha alegría que su ciudad le de ese reconocimiento.
Recordó que al entrar al estadio Nueva Olla, en Paraguay, el sábado 9 de noviembre, a la mayoría de sus compañeros se les debilitó la fuerza y la valentía, pero al ver a un grupo de 200 a 500 ecuatorianos apoyándolos, esa fue la fuerza que faltaba que se les inyecte para sentirse seguros del triunfo.
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“Yo les dije a mis compañeros, hoy vamos a silenciar el estadio y la poca gente que andan acompañándonos se van a ir alegres y contentos y lo logramos”, comentó orgulloso Pinos.
El arquero manifestó que se preparó toda la semana para atajar los penales. “Dios me dio el momento preciso para hacerlo y en una final”, precisó.
Pinos, recalcó que vivió momentos especiales en su vida, y llegar a una final sudamericana en tan poco tiempo, después de haber pasado varios años atrás sin estar en algún equipo profesional, lo enorgullece, mucho más ser un campeón de Sudamérica, eso fue lo más difícil que pasó.
El deportista recordó que a ningún futbolista o a ninguna persona le desea pasar por lo que a el le sucedió en el 2016.
Una anécdota muy curiosa, fue poder conseguir la bandera de su cantón para exhibirla en la final y así retribuir todo lo que le ha entregado su ciudad.
“Tuve que mover cielo y tierra para que pueda llegar la bandera de mi cantón, tenía que poner en mi ciudad en lo alto”, dijo entre sonrisas. Aún así recalca que le faltan cumplir muchos sueños, como el de ser arquero titular de la selección nacional e ir a jugar en el exterior.
La historia de Jorge Pinos, es una historia de superación. Aunque fue parte del circo Los Pelusas, siempre estuvo enrolado en el fútbol, ya que era uno de sus sueños y aunque intentó ingresar al Barcelona en 2012, no pudo lograrlo.
De ahí probó suerte en equipos de segunda categoría y tuvo un paso fallido por el exterior, pudo llegar a Brasil, pero indica que fue engañado, porque le habían prometido llegar a jugar a Hungría, pero estuvo tres meses, sin nada, por lo que regresó a Ecuador sin equipo y sin dinero, de ahí llegó su calvario en el año 2016, donde estuvo sin equipo, y su responsabilidad era muy grande ya que debía mantener a su esposa Carmen Castro y a su hijo, tuvo que ponerse a ver de dónde sacaba el dinero, por lo que fue conductor, luego ingreso al circo y ahí aprovechaba para vender mangos y agua.
“La primera vez jamás la olvidaré, cogí las fundas y comencé a recorrer el circo, a pesar que gritaba que vendía mangos, nadie me compró”, dijo me tono triste, ya cuando salía lo llamó una señora y ese día vendió una funda de mango. Luego prosperó en ese negocio.
Luego en el año 2017, otra vez le sonreía el fútbol empezó a jugar en el Santa Rita de Vinces, y de ahí paso en el 2018 al Técnico Universitario, hasta que en el 2019 llegó al Independiente del Valle.