El peso de la tradicion religiosa

Hoy es un día que congrega a miles de millones de fieles que desde la grey de los cristianos y del mundo católico rememoran la crucifixión de que fue objeto Jesucristo hace 2018 años. Siempre llamará la atención que durante tanto tiempo esa tradición permanezca, incluso con rituales modernos. Las diferentes sociedades que se adhieren a este credo han encontrado variadas formas de conmemorar tan importante evento histórico.

Sin embargo, lo que habremos de preguntarnos es no tanto cuánto pesa y continúa haciéndolo esta tradición del mundo católico. La interrogante que cabe es cómo ha podido mantenerse en una sociedad cambiante, más proclive a lo laico y a la influencia de la ciencia y la tecnología. Muchos dirán que tiene que ver con esa decisión, búsqueda y afirmación inconsciente de un dios necesario para una vida cada vez más difícil.

Por eso lo central de esta conmemoración radica en atreverse a comprender el peso y la incidencia de esta costumbre que rememora un evento histórico que sucedió hace más de dos milenios. Las tradiciones y rituales religiosos parecen tener más consistencia y proyección que las que provienen del mundo sociocultural y del simbolismo laico.

Precisamente por esto es que un gran porcentaje de ciudadanos que viven en esta ciudad se movilizarán para hacer la peregrinación desde la iglesia Cristo del Consuelo, que todos los años, a partir de 1960, se realiza por las diferentes calles de la urbe (en el suburbio) y que culmina en otro templo.

Importante es destacar que este peregrinar se ha convertido en una movilización masiva de fieles que se congregan en torno a la procesión. Ya diversos estudios han probado que se trata de la movilización de carácter religioso que concentra el mayor número de creyentes. Incluso se ha evidenciado que vienen a participar en ella personas de diferente edad y sexo, procedentes de otras provincias y regiones del país, y hasta del exterior.

Este hecho masivo es posiblemente uno de los elementos a través de los cuales más claramente se expresa la religiosidad popular y sus tan particulares modos de vivir, llevar y sentir la fe, así como las creencias religiosas que profesan la mayoría de los ecuatorianos. Por eso no cabe el asombro sino el reconocimiento de la importancia y el valor histórico que tienen las tradiciones y los rituales religiosos en Guayaquil, la cuna del comercio del Ecuador.