Por que persiste el subdesarrollo

Es una de las palabras más usadas en el léxico económico de nuestra región. Leí sobre el tema cuando estudiaba universidad, a comienzos de los años sesenta. Fue la época que surgieron los economistas desarrollistas en Europa y las Américas. Todos crearon teorías, unas erradas, otras con fundamentos. La de interés para quienes atacaban a imperios inexistentes fue la teoría de la dependencia. Según esta, el subdesarrollo era causado por los países ricos que mantenían la pobreza y el atraso. Al referirse a ella, el historiador David Landes comenta: “El fracaso del desarrollo de América Latina, según los expertos locales, se ha atribuido a las malas actuaciones de las naciones ricas. Esta vulnerabilidad ha sido llamada DEPENDENCIA, lo que implica un estado de inferioridad, es decir no ser capaz de controlar su propio futuro [...]. La doctrina de la dependencia ha sido el rubro de exportación más exitoso de América Latina [...]. Al promover una propensión mórbida de encontrar culpables en todos menos en uno mismo, ellos patrocinan la impotencia económica”.

Ha pasado más de medio siglo y el subdesarrollo persiste en nuestra región. La mayoría de los modelos económicos han fracasado, en parte porque hasta hace pocos años no se había considerado la cultura como factor esencial en el desarrollo de la economía. A partir de los años noventa fue cuando se comenzó a publicar obras como Manual del perfecto idiota latinoamericano. Recién en el 2016 el Banco Mundial admitió que la cultura importa en el desarrollo económico (https://www.bancomundial.org/es/news/feature/2016/03/28/yes-culture-matters-for-economic-development). Se refiere a la importancia de lo que llaman la economía del comportamiento.

En la sierra ecuatoriana las asociaciones indígenas y en el resto del país, la mentalidad de pedir y no producir, son dos factores culturales que deben superarse para que el Ecuador pueda prosperar. Los primeros deben vivir en el presente y no en el pasado, modernizarse y realizarse como personas del siglo XXI. Todos debemos tener autoestima, amar el trabajo, ponernos metas y aportar a la sociedad.