Paúl Carrasco: “Cynthia es una candidata de Guayaquil. Yo soy un candidato nacional”

Paul Carrasco: “Cynthia es una candidata de Guayaquil. Yo soy un candidato nacional”

El prefecto azuayo Paúl Carrasco es un político en crecimiento -o con aspiraciones de crecer- que busca sorprender esta semana en unas primarias anunciadas como previsibles

Es una onda expansiva. El prefecto azuayo Paúl Carrasco es un político en crecimiento -o con aspiraciones de crecer- que busca sorprender esta semana en unas primarias anunciadas como previsibles, donde compite con la asambleísta nacional Cynthia Viteri (PSC) por ser el presidenciable de La Unidad, que ayudó a fundar.

¿Por qué quiere ser presidente?

Por dos razones: quiero reorganizar este país. Y porque soy un político de cepa.

¿Por qué usted?

Ha habido dos quiebres que han generado ruptura desde el regreso a la democracia: la dolarización y el correísmo; en ambas crisis el modelo es el mismo. Yo estoy convencido de que es el momento de alguien que piense distinto, sin la lógica tradicional de Quito y Guayaquil. Entonces tengo una posición disruptiva...

¿No le parece un atributo flojo? Es como si el mayor mérito de campaña de Barack Obama hubiese sido su origen negro.

No. Yo no estoy diciendo eso. Obama tuvo un Gobierno distinto, disruptivo, precisamente porque es negro y piensa desde otra perspectiva. Aquí no ha habido presidentes de la periferia.

¿Qué cambia en la periferia?

En democracia: ¿Quién ha planteado gobernar con un poder paralelo? Parlamentos populares voluntarios, no pagados, que discutan las decisiones del Gobierno central. ¿Quién ha planteado que las medidas económicas sean aprobadas en referéndum?

¿Esa es su democracia radical?

Es más: construir la política pública de abajo hacia arriba. Nosotros no planteamos resolver todos los problemas, sino que la gente decida qué problemas debemos resolver.

¿No le parece peligroso?

Por eso es disruptivo.

Es su palabra favorita. Sobre todo cuando anuncia cambios de fondo como desbaratar las direcciones zonales y la burocracia excesiva. ”Tiene que quedar limpio, no puede quedar uno”. Carrasco sueña con cambiarlo. Es de izquierda.

¿No es irónico buscar el cambio del poder establecido con una de sus insignias, el PSC?

Podría sonar irónico. Antes lo intenté con la izquierda. Pero es hora de hacerlo desde posibilidades reales. No es irónico, es justo y necesario. Porque el problema de este país es el enfrentamiento permanente. Conversar es disruptivo también. Y tenemos que convencer en este caso al socialcristianismo de una economía que incluya a los sectores sociales. Porque la culpa de lo que pasa hoy no solo es de la izquierda.

Todos comparten la culpa.

La izquierda puso allí a gente que no tiene ni idea de lo que significa administrar, pero la derecha gobernó solo para ciertos sectores. La reacción a eso nos trajo a los incompetentes del chavismo. Y el castrismo, con respeto a Cuba, porque estudié allí.

¿Y usaba gorrita del Che?

Sí, claro. Y era correcto en su momento.

¿Cómo es el Ecuador de hoy?

Como hace una década. En 2006 y 2016 participaron los mismos partidos y personajes. Correa irrumpió, pero financiado por poderes económicos de Guayaquil. Todos lo saben.

¿Se refiere a Guillermo Lasso?

El mismo.

El mismo con el que usted se reunió y anunció el inicio de una agenda común que quedó en mero anuncio.

Los equipos se reunieron. Pero primero queremos resolver los problemas internos de La Unidad.

Cuando acuerdan los políticos suenan bombos; cuando fracasa el diálogo, puro silencio...

Yo más bien digo los desacuerdos. Soy el único político en este país que dice lo que piensa: fui el primero en negociar públicamente con Nebot. Y la izquierda me acusó, pero todos, todos ellos, se reúnen con Nebot en privado.

También fue el primero en decir que la nominación de Viteri había roto las reglas del juego.

Porque las rompieron.

¿Por qué firmó entonces un acuerdo diciendo lo contrario?

Eso no decía.

Decía: la candidatura de Viteri se dio de acuerdo “a los acuerdos previos”.

Es que llegamos a un acuerdo. Pero resulta que ellos, antes de tiempo, lanzaron a Cynthia. Yo firmé el documento porque estoy convencido de la necesidad de un acuerdo nacional.

Está allí desde el inicio. Cuando eran tres líderes locales: Rodas, a estas alturas más fuera que dentro; Nebot, que dijo no a la presidencia, y él, que dijo sí.

¿Su precandidatura busca quitarle el tono impositivo a la candidata socialcristiana?

Es una de las teorías, ¿no? Pero nosotros habíamos decidido no lanzar candidatura cuando nos quedamos sin partido. Pero quien insistió fue Jaime Nebot. Nos pareció interesante la perspectiva: un proyecto a futuro. ¿Quién va a sostener La Unidad? Porque Cynthia es parte, pero no ha estado en la construcción del proceso. En esa línea, de tener el chip del proceso, entro yo.

La otra teoría es que busca un espacio como vicepresidente de Cynthia.

No. No.

Usted dijo que deja la puerta abierta a la vicepresidencia.

Lo que yo dije es que, excepto la Asamblea Nacional, la puerta está abierta. Nosotros tenemos tres escenarios: la presidencia, la vicepresidencia o regresarnos al Azuay. Y en caso de que no viéramos un proceso justo discutiríamos nuestro apoyo para la segunda vuelta.

¿Así de simple?

El problema es que en este país piensan que toda conversación es amarre.

En todo caso, La Unidad decidirá el asunto esta semana.

Cynthia tiene muchas cualidades. Pero es una candidata del cantón Guayaquil. Yo soy un candidato nacional con perspectiva de crecimiento. Yo puedo caminar en Quito, Machala, Ambato, Cuenca...

Yo también. Y eso no me hace un candidato nacional.

No. No. No. Permítame. Pero una cosa es ir a pedir el voto. Y otra cosa es que te conozcan y por eso no te den el voto.

Ha dicho usted que vetaría un vicepresidente fuera de La Unidad.

Así es.

¿Vetará a Mauricio Pozo, la opción más sonada de Viteri?

Absolutamente. Mauricio Pozo es un buen economista. Pero no aporta votos. Y consolidaría una propuesta de derecha, no diversa. No sería socialdemócrata. En La Unidad, unos corrieron de la derecha al centro y otros corrimos de la izquierda al centro.

Hacia adelante: ¿Qué es lo primero que hay que hacer en 2017?

Tres cosas: un acuerdo nacional, consulta para las medidas económicas y perseguir la corrupción.

¿Cómo se persigue?

El presidente Rafael Correa debería quedarse aquí y enfrentar su destino. Si está limpio. Sino terminará en Bélgica, como creo.

¿Será decisión de Correa?

Depende de qué tan rápido actuemos. Yo propongo una comisión anticorrupción con inmunidad y jueces sin rostro que actúen inmediatamente: si está el presidente, tendrá que quedarse.

El que se va ahora es Carrasco. Regresa a su provincia después de una semana hipermediática. El ritmo podría acabarse esta semana, en la convención de La Unidad, o alargarse hasta las elecciones de febrero. Se sabrá el jueves.