A partir de hoy 14

¿Qué tal si también hacemos un inventario de resentimientos? En una hoja en blanco, en la mitad de la página anotemos con quiénes estamos resentidos y por qué. En la otra mitad, aquellos que creemos que están resentidos con nosotros y por qué. A diez días de Navidad aligeremos el peso de los resentimientos y atraigamos la paz. Es posible que el solo hecho de escribirlos los borre de nuestro inventario. Si no se van, armemos una estrategia para actuar, siempre que esa persona traiga energías positivas a nuestra vida. Si no es así debemos alejarnos lo más rápido posible. Es mejor terminar bien este mes y recibir con aclamación al nuevo año 2019. Recordemos la oración que dice: “Señor concédeme serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, valor para cambiar las cosas que puedo cambiar, y sabiduría para reconocer la diferencia”.

Esa sabiduría está en tu interior. Primero óyete, luego acércate a los de tu lista, diles tu verdad. Si ellos te escuchan, perfecto; si prefieren seguir manteniendo distancias, perfecto también, pero tú ya diste el primer paso solo con el hecho de hacerlo. Que nunca quede en ti una deuda por no perdonar o no ser perdonado.

Los resentimientos pueden ser por celos, ideología política, económica, deportiva o social; lo que importa es que en este diciembre puedas recuperar valiosas relaciones, sin insistir en imponer “nuestra razón-nuestra verdad”. Analiza cada caso con serenidad y sabiduría, pero no conviertas tu relación con nadie en obsesión. Acércate, di cuál es tu punto de vista y si no te escuchan, no insistas; ya hiciste tu parte. No te conviertas en mártir por ninguna circunstancia, ni para bien, ni para mal. Las obsesiones quitan la paz y te hacen perder el disfrute de todo lo demás. Otro sinónimo de obsesión puede ser codependencia, adicción, apego; libérate de todo resentimiento y tendrás la tan anhelada paz. No olvides que detrás de todo sufrimiento hay un apego. Cuando sueltas los apegos surgen la libertad y la paz. Seamos eso que se nos pide en diciembre, un instrumento de paz... Donde hubo ofensa, pongamos perdón.