Emprendimiento. La joven artesana montó un negocio propio.

La parroquiana que aprendio a elaborar artesanias y ahora es una empresaria

Gladys Loja, una mujer de cuarenta años y nativa de Ricaurte, parroquia rural de Cuenca, aprendió a elaborar adornos y utilitarios en yute y cabuya, con tan solo haber desarmado otros similares.

Gladys Loja, una mujer de cuarenta años y nativa de Ricaurte, parroquia rural de Cuenca, aprendió a elaborar adornos y utilitarios en yute y cabuya, con tan solo haber desarmado otros similares.

“Fue la desesperación por no tener trabajo, mi esposo gana muy poco en una mecánica, y tenemos cuatro hijos”, dice la mujer. Ella menciona que ahora tiene un ingreso de unos mil dólares mensuales.

“Nadie me ha enseñado a hacer lo que hago, a tejer elementos en cabuya y yute y luego dar color con anilinas naturales que descubrí al desarmar un bombillo de yute que compré en Ibarra”, cuenta Gladys, quien se muestra orgullosa por lo logrado.

“Son ya dos años desde que descubrí cómo hacer lámparas, maceteros, adornos, muñecos y otros elementos en cabuya y yute”, recuerda. Loja indica que su madre, Carmen Guamán, también ha incursionado en esta actividad y juntas han iniciado un negocio propio.

“De este negocio prácticamente vivimos y también ayudo a mi esposo”, dice Gladys.

“En tejer una lámpara de unos treinta centímetros no me demoro más de diez minutos. El proceso de secado y tinturado del yute y cabuya, es lo que más demora, dos y tres días”, refiere la artesana. Según ella, los modelos y diseños son creaciones suyas.

Sus trabajos, asegura, los entrega a tiendas de artesanías de las ciudades de Quito y Guayaquil, cada semana. (F). JMJ