Indígena. La figura de un cacique de aquella época está ubicada en el parque, junto a ella está un rótulo con letras borrosas que indica que esta comunidad es de la tribu Huancavilca.

El parque de Chongon guarda vestigios de la antigua cultura

El mestizaje provocó la desaparición de las tradiciones y creencias. Las figuras encontradas son separadoras de tumbas, según arqueólogo.

Un incesante ir y venir de la gente y el ruido de las tricimotos son la primera impresión al llegar al centro de Chongón, un domingo al atardecer. El parque central parece ser el sitio de reunión de las familias, esquivando bajo la sombra de los árboles, los rayos del sol de la tarde.

El sitio guarda parte de la historia de los pueblos originarios, pues en esa zona se asentaron los Huancavilcas o (Guancavilcas). En el centro del parque hay una efigie de un mono, que fue una especie común en el sector y adorada por los aborígenes.

Algunos adultos mayores que vivieron en la localidad desde mediados del siglo pasado, cuentan sus historias con nostalgia.

Según Manuel Edmundo de la Rosa, de 75 años y oriundo del lugar. Él fue uno de los primeros habitantes de la parroquia Chongón. Recuerda a las familias Ladinez, González, Salazar y Parrales, quienes fueron los primeros habitantes descendientes de los huancavilcas, ellos iniciaron lo que ahora es la parroquia San Pedro de Chongón.

“Yo me acuerdo desde los tiempos en que aquí solo había cuatro casitas de caña, ahora es que han llegado personas de otras provincias. Esto tuvo su lado malo, pues nuestra tradición se ha ido perdiendo con el mestizaje. Hasta hace algunos años, se veía a los turistas haciendo fila para besarle la cola al mono en el parque, porque es considerado milagroso ancestralmente. Hace que las personas que están separadas regresen, o ayuda a quienes quieren que los acepten en una relación amoros’, hoy en día ya no se ve o se escucha esa tradición”, concluye el adulto mayor, relatando las enraizadas creencias de la gente.

Francisco Valdivieso, un dauleño de 80 años, quien ha pasado la mayor parte de su vida en Chongón, cuenta que llegó a la comuna en la década de los 70. En esos tiempos del pasado siglo, conoció a la que fue su esposa. “Yo daba clases de catecismo en aquel entonces, había una iglesia de madera en donde ahora es parque, y había una particularidad, que el lugar de adoración estaba de espaldas a la carretera, y eso incomodaba a los comuneros. Porque la iglesia tiene que recibir a los que llegan, fue así que cumpliendo muchos trámites, fue ubicada a una cuadra de su anterior sitio.

Desde ese entonces se conformó una población mestiza de Guayas; y subsistió la autóctona de San Pedro de Chongón. Cuando se iba a oficiar la misa, los descendientes de los aborígenes, antes de acudir a la iglesia, asistían a orarle al mono. Lo hacían antes que a San Gerónimo, el santo patrono del templo, dijo Valdivieso.

Según De la Rosa, sus descendientes escondieron al mono, porque unos padres dominicos se lo quisieron llevar, pues encontraron que en esta comuna mantenían cultos no aprobados por la religión católica y adoraban imágenes de piedra. Los religiosos intentando desaparecer estos rituales quisieron llevarse la imagen, pero esta se puso pesada y no pudieron lograr su objetivo. Los indígenas escondieron al mono y a San Gerónimo en el pozo que está en el parque actualmente.