Parece cuento lo que sucede en Venezuela

Venezuela está considerada como el país que tiene la mayor reserva petrolera del mundo, seguido por Arabia Saudita. Resulta que su producción ha descendido a niveles inexplicables. En el informe de la OPEP se revela que la actual producción ha tenido la mayor caída que significa 130.000 barriles diarios. Esta es una de las explicaciones de la situación económica que vive el país. Los técnicos la atribuyen, no a una colaboración para que bajen los precios, sino a que han existido tres motivos: desinversión, distorsiones cambiarias y la impericia de la gerencia que lleva las riendas de la compañía estatal PDVSA. Recordemos que, a fin de colocar elementos leales al Gobierno, se despidieron 20.000 empleados, entre ellos a su gerente, para sustituirlo con personal leal, pero escasamente preparado en esta industria.

Se engañan entre ellos. Desde 2014 se maquillaron cifras, se pagaron regalías al Estado por crudo contabilizado, pero no producido y como el gobierno de Maduro estaba acostumbrado a pagar con crudo la contratación de los servicios en el extranjero, al haber menos producción se produce el impago de la deuda que aumente la catástrofe económica del país. La deuda externa asciende a 150.000 millones de dólares y, por lo pronto, se ha vencido el período de gracia para abonar a los acreedores 200 millones de dólares. Solo el gobierno de Putin está dispuesto a ayudar a Venezuela, aunque no se ha confirmado en un posible acuerdo sobre un préstamo de 3.000 millones de dólares, que se considera insuficiente para enfrentar los gastos del próximo año.

De lo que recordamos, no ha existido en Sudamérica un presidente con tanta incapacidad como Maduro. Pero no es solo eso: su falta de preparación para gobernar, la pudo sustituir, rodeándose de gente debidamente preparada que existen a montones. Recuerdo que en su época de oro, Venezuela creó la beca Mariscal de Ayacucho con la que se beneficiaron miles de estudiantes que llenaron las universidades, especialmente de los Estados Unidos. Todos ellos regresaron debidamente preparados en las especialidades escogidas. Sin embargo, prefirió solo a los partidarios leales el chavismo.

No contento con lo que sucede, valiéndose de una nueva constituyente, que la conformó a su imagen, se ha expedido lo que llama “Ley contra el odio, por la convivencia pacífica y la tolerancia”. Lo que significa para Nicolás Maduro una nueva herramienta para profundizar la censura, perseguir a los disidentes, ilegalizar partidos, cerrar medios de comunicación y controlar las redes sociales.

La peor dictadura en Sudamérica. La nueva ley contempla hasta 20 años de cárcel para los culpables de promover o protagonizar los delitos de odio, siempre según el criterio chavista.

Esta ley, que debe ser publicada íntegramente de forma obligatoria por todos los medios, ha puesto en alerta a opositores, ONG y periodistas, ya que también supone un nuevo instrumento para acallar a la disidencia y criminalizar las protestas. Incluso, la nueva legislación revocará las inscripciones electorales de los partidos que “promuevan el fascismo, la intolerancia o el odio”.

La ley es tan draconiana que prevé penas de 8 a 10 años de cárcel para los policías o militares que se abstengan o retarden su actuación contra los responsables del odio señalados por la revolución.

En cuanto a las redes sociales, deben retirar, en un lapso de seis horas, los mensajes que promueven el odio y la intolerancia. Las amenazas se extienden a las radios y televisoras, sometidas a niveles muy altos de censura y autocensura. A todas se les puede revocar su licencia si lanzan mensajes que fomenten el odio, siempre a conveniencia de la revolución.

Pero nadie se debe sorprender: la mafia que gobierna Venezuela ha mostrado demasiadas veces que está dispuesta a aplastar toda crítica. Hasta tanto nos preguntamos, ¿cómo piensa salir Venezuela de su deuda que ya la tiene en default? ¿Comprenderá Maduro lo que eso significa para su país? Son 128.000 millones de dólares el monto de la deuda que el chavismo o madurismo busca reestructurar, a más de los 81 millones que debe pagar el Gobierno por el bono de PDVSA 2027.

Capaz que Maduro piensa recurrir al organismo que Chávez creó con Castro: Alianza Bolivariana para América o ALBA, que es una organización internacional de ámbito regional, fundada en 2004, formada por países de América Latina y el Caribe. Pueda ser que esa sea la solución que espera Maduro.