El pais necesita alta dosis de buena politica

Se diría que los menos satisfechos con el gobierno del presidente Moreno son los políticos tradicionales: no solo de oposición, como era previsible, sino los mismos de la revolución ciudadana y de Alianza PAIS, y eso me parece una buena noticia. Entonces esto significa que el gobierno por alguna razón está marchando contracorriente de las fuerzas socialistas que mantuvieron al país en tensión permanente y dividido. Correa logró gobernar una década casi sin oposición popular, porque la ilusión del pueblo en esos días era terminar con la partidocracia que había causado tanto mal a la nación.

Señor director, al Ecuador no se lo puede gobernar como si fuera un país del primer mundo, con la promesa de mantener las cosas como hasta ahora. El Ecuador es un país que requiere buena política de urgencia. La corrupción, la inseguridad ciudadana, el desempleo, la crisis ambiental, las oleadas de inmigrantes, requieren propuestas audaces y soluciones emergentes.

Sinceramente creo que la gran mayoría de la población no está prevenida, ni tampoco apostándole a que el gobierno del presidente Moreno fracase. Aquí la mayoría de la gente necesita que el gobierno responda a sus ofertas de campaña, porque vemos que la aceptación popular es decreciente e incierta. Basta con recordar ejemplos de gobiernos pasados que por falta de garantías institucionales, los ciudadanos se alzaron en rebeldía cada vez que creían que el poder los descuidaba, los asfixiaba o los traicionaba, para entender que aquí, con mucha más razón, hay que construir en la dinámica social de una ciudadanía cada vez más inconforme y crítica.

Ojalá Dios permita que nuestro gobernante esté dispuesto a dialogar y escuchar, no solo al poder de los políticos tradicionales, sino al poder visible de los ciudadanos que esperan vivir con dignidad, porque las opciones de un cambio que impulse el desarrollo del país en una dirección orientada a detener la creciente polarización social, por tanta corrupción, inseguridad, violencia, desempleo y otras lacras que se vienen agudizando, parecen agotarse.

Econ. Mario Vargas