Opera inglesa

La aparición de la ópera en Inglaterra se retrasó debido a la guerra civil y a la Commonwealth (1642-1660). Cromwell y los puritanos prohibieron el teatro y la ópera. El rey Carlos II anunció la Restauración en 1660, incluyendo el drama isabelino de Shakespeare. Hubo representaciones de obras de Shakespeare, de ampulosas piezas históricas y comedias francesas. Uno de los compositores ingleses más destacados del periodo de la Restauración inglesa fue Henry Purcell, nacido en Westminster (actual Londres), procedente de una familia de músicos, en 1659. Murió a la edad de 36 años, en 1695, reconocido y llorado como gran compositor. Su única ópera fue compuesta para una escuela femenina, no para el teatro. Se trata de la obra maestra en miniatura Dido and Aeneas (1689), donde se relata la historia de Eneas, que huyendo de la destrucción de Troya se enamora de Dido, reina de Cartago, a la que debe abandonar al recibir la llamada de los dioses para dirigirse a Italia a fundar una nueva Troya: Roma.

Dido y Eneas es una ópera de cámara, con cuarenta y cuatro números, escrita para un corto número de personajes e instrumentos de cuerda, que ofrece una variante de las óperas-ballet. Los breves y melodiosos números musicales adquieren un colorido vívido y característico a causa de la utilización de armonías atrevidas. El adiós de Dido, cantado justo antes de ascender a la pira funeraria, es un sucesor hondamente conmovedor del Lamento d’Arianna de Monteverdi y de otros innumerables lamentos operísticos. Purcell compuso otras obras dramáticas, denominadas a veces semióperas.

La prematura muerte de Purcell tuvo un profundo efecto sobre la música inglesa. Si hubiera vivido más tiempo podría haber escrito una serie de óperas que habrían establecido una tradición inglesa de este género. Así, en cambio, fue la ópera barroca italiana la que dominó el Londres del siglo XVIII en la época de Georg Friedrich Haendel, compositor alemán, nacionalizado británico, con quien la ópera italiana hizo de Londres un baluarte del “bel canto”, opacando cualquier tradición netamente inglesa.

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