
La onda sana atrapa al guayaquileno
Llevar una vida sana está en auge en el mundo. Y Guayaquil no es la excepción. Desde hace aproximadamente una década, hombres y mujeres modifican sus hábitos alimenticios y rutinas físicas con el afán de alcanzar salud y bienestar integral.
Llevar una vida sana está en auge en el mundo. Y Guayaquil no es la excepción. Desde hace aproximadamente una década, hombres y mujeres modifican sus hábitos alimenticios y rutinas físicas con el afán de alcanzar salud y bienestar integral.
Ante este panorama, la demanda de información por conocer qué es lo nuevo en dietas, máquinas y ejercicios crece. Varios expertos comentan sobre esta tendencia.
Hábitos alimenticios
Según Martha Belén Ortiz, presidenta de la Asociación de Nutricionistas del Guayas, la población guayaquileña tiene mayor apertura a la alimentación saludable porque ha hecho conciencia de los riesgos que conlleva no hacerlo, por ejemplo, adquirir enfermedades crónicas como diabetes —segunda causa de muerte en el país— e hipertensión.
“Al ver a sus familiares con estas afecciones, las personas han accedido a cambiar su forma de comer para no llegar a padecerlas. No podemos modificar la edad, raza y herencia genética; pero sí cambiar la dieta y hacer ejercicio, con eso ya se gana la batalla”, dice Ortiz.
Para la especialista, las redes sociales han sido fundamentales para que la información positiva tenga mayor alcance en la sociedad, en especial, gracias a los nutricionistas que generan constantemente campañas masivas sobre una correcta nutrición.
Talleres y ferias
Destaca también la proliferación de restaurantes de comida saludable, talleres para aprender a cocinar y comer mejor; y ferias en distintos sectores de la ciudad en las que participan emprendedores que ofrecen comida y productos saludables no solo para quienes quieren bajar de peso, sino también para los interesados en el área orgánica y el fitness.
Ortiz hace hincapié en el trabajo que realizan algunas escuelas culinarias —como Cap Chef— que gradúan cocineros especializados en comida saludable. “Ellos aprenden a recrear los platos típicos de las abuelas como el seco de pollo, bolón o tigrillo, y los adaptan para que tengan el mismo sabor pero más sanos”, enfatiza.
¿Es posible cambiar la dieta si existe el limitante económico? “¡Definitivamente sí! Lo más importante es aprender a hacer compras inteligentes, priorizando los productos naturales y no procesados como las frutas, granos y vegetales. El costo de una enfermedad supera al de alimentarse correctamente”.
Entrenamiento constante
La práctica de actividades físicas también es tendencia en la urbe. Desde hace tres años han aumentado en un 50 % los espacios para entrenar. “Hombres y mujeres de todas las edades tienen más conciencia de su estado físico y de salud y lo más importante es que llevan los aprendizajes a sus familias”, enfatiza Stephany Grünberg, entrenadora especializada en ejercicios funcionales, de alta intensidad y nutrición deportiva.
Además —prosigue— se han creado centros especializados solo para comunidades femeninas en donde se fortalecen físicamente; pero también se sienten seguras para hablar de otros temas de su vida diaria. La fuerza, autoestima y seguridad son algunos de los aspectos que más se fortifican con esta práctica.
Según el corredor y triatlonista, Juan José Jaramillo, el running es una de las actividades preferidas del guayaco, ya sea porque quiere pertenecer a un grupo, por salud, estética o por el interés de competir profesionalmente.
“Ahora hay carreras de 5 y 10 kilómetros todos los fines de semana, ideales para las personas que quizá no tienen un nivel tan alto”, menciona.
Manifiesta que en la ciudad existen agrupaciones creadas por las personas que viven cerca de su barrio o zona, para salir a correr y entre ellos animarse a mantener sus objetivos. Y si correr no le atrae, baile, camine, nade, juegue béisbol o fútbol “lo importantes es que esté en movimiento”.
Parques que son gimnasios
Y es que estar en forma cada vez es más fácil. Guayaquil es bendecido por su clima y diversos espacios abiertos —como el Malecón 2000, Puente de la Isla Santay, Parque Samanes Forestal, Lineal, entre otros— que permiten ejercitarse a cualquier hora del día. Cuentan con equipos parecidos a los de un centro de acondicionamiento físico: caminadora, esquí, ‘remo’, barras, ‘balanceo’, máquina de pesas.
Mirada sociológica
En la ciudad, las generaciones más jóvenes —de 25 a 35 años— de clase media y alta son las principales en alinear sus identidades sociales a un estilo de vida más saludable, ya sea por una tendencia internacional o por el real interés de la salud.
Así lo analiza el sociólogo Carlos Tutivén, quien recalca que desde hace una década se impone el mercado vinculado al fitness. “Aunque se evidencia más en los millennials, los adultos también se interesan. La diferencia radica en que los primeros lo hacen con el afán de obtener reconocimiento en redes sociales”, reflexiona.
Por eso, afirma que si no se lo hace de forma correcta, puede llegar a ser peligroso porque la persona al desenvolverse en un “mercado que vende bienestar”, querrá seguir la dinámica de dietas saludables, ejercicios constantes, estilo de vida ecológica y orgánica, afán que la conduce al estrés.
“El bienestar que debiera ofrecerle dicha rutina, paradójicamente termina en malestar o ansiedad. En algunos casos se vuelve compulsivo querer siempre controlar las calorías y las porciones de los grupos alimenticios”.
¿Es posible que este cambio se mantenga con el tiempo? Tutivén considera que está por verse porque según él las nuevas generaciones serán hipertecnológicas y sus temas de interés serán las campañas de género, salud ambiental —rechazo al plástico— y consumo de productos sustentables.
“Hay que esperar que del discurso se pase a los hechos porque esta tendencia puede ser que se adopte (o no) como práctica, por ahora en el país existe un retraso empresarial en estas áreas. Por ejemplo, todavía no tenemos suficientes ofertas de alimentos orgánicos y las dietas populares que se ofrecen en los patios de comida no son saludables”, afirma.