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Oferta en firme de arbitraje

El proyecto de ley de “atracción de inversiones” (que cuando escribo está aún en conocimiento del Ejecutivo), propone, como mecanismo para dar seguridad a los inversores, nacionales o extranjeros, que los conflictos con el Estado, por sus “inversiones o contratos” superiores a diez millones de dólares, sean resueltos mediante “arbitraje regional en derecho”, para lo cual se incluye dos alternativas de cláusula arbitral internacionalmente muy usadas, a opción del inversor (art. 37.2).

Muy plausible es la propuesta.

Primero: el consentimiento del Estado para arbitrar quedaría desde ahora plasmado en la ley, sin necesidad de nueva declaración; bastaría, para que el acuerdo arbitral se perfeccione, que el inversor comunique su aceptación, en cualquier momento, aún antes de que surjan controversias (de modo que, si en el futuro surge alguna, ya no sería necesario recién intentar negociar una cláusula arbitral, pues ya existiría).

Segundo: el arbitraje ofrecido puede ser aceptado por cualquier inversor, local o foráneo, aun cuando no tenga contratos con el Estado; así, si por ejemplo se producen controversias por expropiaciones (directas o indirectas) no compensadas adecuadamente, el monto de la indemnización puede ser fijado por el tribunal arbitral.

Lo anterior no transgrede el chauvinista art. 422 de la Constitución de Montecristi, que prohíbe al Estado celebrar “tratados o instrumentos internacionales” en los que acepte dirimir, mediante arbitraje internacional, controversias “contractuales o de índole comercial”, pues la oferta de arbitrar estaría en una ley interna, no en un tratado (por no agregar que hay controversias con inversores que ni siquiera tienen naturaleza contractual o comercial).

Solo hay restricción en una materia específica: el art. 190 de la Constitución exige, para que las controversias sobre “contratación pública” sean arbitradas, que exista previo pronunciamiento favorable de la Procuraduría del Estado. Esa autorización no se requiere para temas distintos.

Nuevamente, muy plausible.