Nuevo puerto en Posorja

Es casi una regla de obligado cumplimiento que las grandes obras públicas atraviesen, antes de iniciar su ejecución, un dilatado período de discusiones más o menos bizantinas. Especialmente cuando involucran cuantiosas inversiones de dinero, público o privado, o una mezcla de ambos. El debate tiende a su alargamiento, generalmente inútil en relación con el bien general puesto que, sin tapujos, deja ver la lucha de los intereses particulares intentando ganarse la licitación o determinando el sitio donde debe realizarse la obra.

Pasó ya con el Puerto de Guayaquil, cuya ubicación definitiva dio lugar a morosas discusiones sobre la conveniencia del sitio A o el sitio B. Igual ocurrió con la localización final del nuevo aeropuerto de Quito. Por el estilo, se podría abundar, inoficiosamente, en ejemplos.

Por lo señalado, resulta grato conocer que, al fin y luego de casi diez años de haberse empezado a promocionar el proyecto, se ha firmado un memorando de entendimiento entre el Ministerio de Transporte y la reconocida empresa DP World, una de las mayores operadoras de terminales marítimas del mundo, orientado a la construcción y operación durante cincuenta años, de un puerto de aguas profundas en Posorja, con una inversión que llegaría a 1.200 millones de dólares.

Para Guayaquil y la región el hecho reseñado es una magnifica noticia digna de ser relievada, tal cual la decisión de la corporación Nobis, representante de DP World en el Ecuador.

Dadas las poco alentadoras circunstancias que vive la economía nacional, mueve al optimismo el espíritu emprendedor de los inversionistas locales y el afán por diversificar sus inversiones de los empresarios dubaitíes, en momentos en que los precios del crudo están dando pequeñas señales de un posible repunte a partir de un acuerdo para mitigar el actual exceso global de suministros, que a la vez está causando problemas de almacenamiento.

Ojalá una reactivación de la economía planetaria garantice el dinamismo requerido por unas nuevas instalaciones capacitadas para mover un promedio anual de dos millones y medio de contenedores que, por de pronto, solo en su etapa de construcción podrían generar 6.000 empleos y otra cifra significativa durante su fase operacional.

La ciudad y la región han garantizado su vocación portuaria.