Los guisos de Mariola Alvarado Baque tienen una particularidad: el sabor manabita. Cada noche esta colimeña (Paján) enciende junto a cuatro empleados el fogón donde cuece al carbón longanizas que luego ofrece a sus comensales del sector de Sauces. Diariamente vende hasta 200 platos.

“Mi especialidad es lo tradicional de la cocina manabita. A esto le pongo un toque personal, algo que lo aprendí en la escuela para chefs”, dice Alvarado. Con ese toque aspira a ganarse una Estrella Culinaria de Oro, que cada año entrega la Feria Gastronómica Internacional Raíces, que este año pone en escena la sazón de 44 restaurantes y locales de servicio.

Ella es una de los nueve cocineros del sector norte de la ciudad que asistirán al salón de la fama de la gastronomía porteña.

En ese grupo está William Parra Berrones, quien hace 10 años tiene en La Garzota a La Casa del Encebollado, y que ya sumó otras sedes. Una en el Suburbio Oeste y la otra en Costalmar Shopping, de vía a la costa.

“Hay muchos locales que ofrecen encebollados. Yo decidí hace mucho que el mío tenía que oler rico, ser bueno y verse exquisito. Lo he logrado, recurriendo a técnicas gastronómicas que se aprenden en las escuelas de cocina”.

Por su parte, María Cruz Iguirí, dueña de la Panadería Integral, de la av. Francisco de Orellana (Sauces), arriba a Raíces con una bebida tradicional: la colada morada.

“A esto le sumamos los dulces. Creo que tenemos con qué ganar una estrella. Tenemos recetas probadas por 20 años que tengo esta panadería”. RGS