Elecciones. Alejandro Domínguez ocupaba el cargo interino en el organismo por Napout. Ayer en los sufragios fue respaldado.

La nueva polemica

La elección del nuevo rector de la Universidad Andina, que ganó la confrontación con un poeta y diplomático oficialista por nueve a uno, ha desatado una agria polémica en la cual ha sido involucrado su antiguo rector, a quien el presidente de la República ha llamado ‘maquiavelito de corbatín’, tratando de ofenderlo por el supuesto uso de corbata de lazo en su vestimenta y de menoscabar su personalidad. Realmente ¿qué tiene que ver todo eso con el desempeño del rectorado durante 18 años en los que la Universidad Andina ha marcado un interesante y positivo paso, tanto en la trayectoria de la enseñanza superior como en el desenvolvimiento histórico del país?

Si el régimen se ha sentido gravemente derrotado en la elección del rector no había por qué tratar asuntos tan personales y de tanta poca importancia, como el vestido y la corbata que el señor presidente llama corbatín. Como si en esta prenda estuviera la esencia del comportamiento y el valor humano. Tan tonto es esto del corbatín, como si se tachara al presidente de la República por usar camisín, en vez de la camisa normal.

Y el caso es que el exrector es un ciudadano benemérito, que se ha mantenido en su pensamiento socialista durante toda su vida y que no coincide con esa entelequia que llaman socialismo del siglo XXI, que practican los gobernantes del llamado ALBA, es decir Maduro, Ortega, Correa y Morales. El exrector es un historiador con una maestría en una de las universidades de mayor prestigio de Londres y doctorado en Historia Moderna en la Universidad de Oxford; ha ejercido su tarea dejando una imborrable huella a su paso por la universidad. Es autor de numerosos libros, ensayos y artículos publicados en diarios y revistas de alta importancia. Diputado y vicepresidente del Congreso cuando este no era un redil, ni los cantores oficialistas afirmaran ‘soy borrego’, Ayala Mora es uno de los intelectuales de mayor prestigio en el sector de la izquierda ecuatoriana y su actitud combativa no procede de un simple movimiento hepático. Es consecuencia del análisis serio de la realidad política, social y administrativa actual, con lo cual Ayala se ha mostrado como un crítico cerebral y, a pesar de su militancia política, como un analista al margen de sectarismos y consignas. Además, parece que el señor presidente de la República no ha sido informado debidamente, pues ha dicho que si la Universidad Andina no se somete a las leyes del país, tendrá que marcharse. Sin embargo, si es plantel ecuatoriano, como se afirma, si no cumple con las leyes deberá ser sancionada, pero no con la expulsión, pues no se puede expulsar a una entidad nacional.

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