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Nuestra “alma mater”

Superando un largo proceso de intervención, la Universidad de Guayaquil elige hoy, formalmente, a sus autoridades.

Aunque pareciera que el tema de la autonomía universitaria, otrora bandera de lucha heredada desde hace casi 100 años, cuando se dio la reforma universitaria de Córdoba, ha perdido relevancia, algo tímidamente los aspirantes a rector se ocupan de mencionarlo en su programa de acción.

Predominan entre las ofertas, propuestas más propias de una campaña municipal, por la cantidad de proyectos relacionados con infraestructura. Así, se ofrece retomar la construcción del hospital del día, facilitar el transporte estudiantil adquiriendo buses, o edificar una ciudad universitaria en reemplazo de la actual ciudadela.

Claro que en homenaje a la verdad, el de infraestructura es un planteamiento derivado de ciertas inquietudes periodísticas que tampoco se preocupan por temas como autonomía o reforma académica. Y ambos son asuntos claves para la concepción de universidad que debería prevalecer. La de autonomía porque es sustantiva para garantizar la imprescindible libertad de cátedra, a despecho de quien financia el presupuesto institucional, y la de reforma académica para garantizar que quienes estudian en sus aulas accedan al conocimiento más actual que sea posible, facilitado con el uso de las tecnologías de información actualmente disponibles.

Obviamente, todo ello estará supeditado a la formación de los maestros y por eso es importante destacar que se ha planteado, por uno de los aspirantes, la creación de un Instituto de Pedagogía Universitaria, que buena falta hace, antes de intentar, tal cual lo advirtió Ortega y Gasset el siglo pasado, constituir centros de investigación, que más bien surgirán como un resultado del avance académico, producto de una voluntad modernizadora.

En cualquier caso, las propuestas de los candidatos deberían resumirse y consensuarlas para que, con el financiamiento adecuado y estableciendo un orden de prioridades que privilegie el avance académico, se logre devolver su antiguo prestigio a la por mil títulos gloriosa Universidad de Guayaquil. Es vital retomar, con el esfuerzo de sus maestros y sus estudiantes, su rol en defensa de los más caros intereses nacionales y su permanente contribución a la solución de los problemas del Ecuador.