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La nostalgia también desfiló por la 9 de Octubre

El desfile cívico estudiantil, desarrollado ayer, tuvo más espectadores que antes. 

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Hecho. En la 9 de Octubre, los espectadores observaron el espectáculo tras una reja que evitó que las personas crucen entre los alumnosInternet

Aunque el pasado sábado, en el tradicional desfile náutico ‘El Estero Salado es mi Destino’, que se realiza cada octubre por las fiestas de Guayaquil, la concurrencia del público fue menor a la de otros años; ayer, durante el desfile cívico estudiantil, realizado también para honrar a la ciudad, pasó todo lo contrario.

Las calles, para sorpresa de muchos, se repletaron de familias. Y, asimismo, de turistas y vendedores que, a diferencia de otras festividades, lograron esta vez vender casi todos sus productos. El desfile, precisó Adolfo Mora, de 57 años y vendedor de alfajores y caracoles de dulce, lo ha llenado de nostalgia. Y no solo porque como en sus “buenas épocas”, en cuestión de dos horas sus charolas quedaron vacías; sino porque sintió -dijo- el civismo de los guayaquileños.

Mora pensó que por cambiarse la fecha de la actividad (por el paro nacional de hace dos semanas, la agenda fue pospuesta hasta ahora), incluso habría menos espectadores que los últimos años. Cual fue su sorpresa cuando la gente empezó a amontonarse en la avenida Quito y Clemente Ballén, donde partió la marcha, y continuó caminando y sumándose a lo largo de la avenida 9 de Octubre hasta el malecón Simón Bolívar, por donde desfilaron los 4.900 estudiantes de los 60 planteles que participaron del acto.

En el trayecto, donde retumbó el sonido del tambor, las liras y las trompetas, y se pudo escuchar al paso el sonido que hacían las cámaras fotográficas y del celular cada que capturaban una imagen; hubo espectadores, como Lulú López e Isabel Flores, que sintieron algo similar a Mora: una especie de nostalgia desbordada de alegría.

“Al observar detenidamente el entorno, he recordado los desfiles de cuando era una niña. Personas agolpadas hasta para comprar helados de coco y espumilla, y familias completas, no a uno de los miembros de esta, acompañando a los marchantes”. En los últimos años, piensa López, esta unión, a su juicio tan característica en estos desfiles, perdió su fuerza.

“Esa idea de hacer puentes en cada feriado y de no celebrar las fiestas los días que eran; o hacerlo mientras la ciudad trabajaba, aniquiló esa tradición. Que el desfile se haya realizado un sábado fue lo mejor que podía pasarnos”, manifiesta; mientras el ciudadano Nelson Chérigo, quien acudió con sus hermanos al lugar, le apuntó a otra causa.

“Hay más gente en la caminata de hoy porque no quieren más conflictos en la ciudad y el país...”. Es una muestra de no dejarse vencer, exclamó, e incluso de ver cómo en la 9 de Octubre, donde hubo protestas a causa del paro, “ahora no hay más que banderas flameando y bandas de guerras entonando himnos que hablan del valor de Guayaquil”.

Para los espectadores, sea cual fuere la causa de que el desfile haya tenido más acogida, es vital que se replique. “Cada uno sabe por qué vino, quizás fue por no estar obligados a laborar. Mas si es por el civismo, bienvenido sea. Eso es lo que necesitamos”, argumentó Plácido Paredes, quien desde la ciudadela Los Ceibos llegó hasta el centro para ver a su nieta en la jornada, e hizo hincapié en la necesidad de que los estudiantes aprendan más valores. “Ellos deben saber por qué forman parte de este recorrido”. Deben saber cuál es la importancia de amar, respetar y honrar “tu casa”, dijo al referirse al Puerto Principal.