Oralidad. Los jóvenes llevan entre diez y tres años involucrados en el programa. Van de los 18 a los 13 años.

Ninos que crecieron contando cuentos

Los jóvenes son parte de la Primera Jornada sobre Oralidad y Docencia que abrió sus puertas en Cuenca la semana pasada y que se inaugura hoy en el Puerto Principal.

Cuando empezaron a contar cuentos, Michael Simisterra y Emily Solís eran solo niños.

Tenían 8 y 7 años el día que ingresaron al programa ‘Un cerrito de cuentos’, que desarrolla Corporación Imaginario.

El ‘cerrito’ nació con Ángela Arboleda, una amante de la narración oral y creadora de ‘Un cerro de cuentos’, festival que se desarrolló en la ciudad durante una década. Pero, para ella, aun tras el cierre del evento, el futuro de la oralidad del Litoral siempre estuvo en los niños y el programa continuó con los más chicos.

Michael y Emily son una prueba de que su fe fue recompensada. Hoy tienen 18 y 17 años respectivamente y las historias han forjado sus vidas.

“No era muy expresiva”, comenta entre risas la joven. “En los cuentos encontré una forma de decir las cosas como yo quería. Al principio sacaba historias que leía o que otros me contaban, pero poco a poco he añadido anécdotas, mis propias historias. Ha sido un cambio porque al principio nuestras historias eran para otros niños; ahora ya somos grandes, entonces nuestro público y nuestras historias también van cambiando con nosotros”.

Para Michael, en cambio, la oralidad también le dio una manera de honrar sus raíces.

“Yo vengo de un barrio rural, donde se concentra la cultura afrodescendiente. Somos una comunidad muy rica en historias, y a mí me han gustado siempre los relatos de terror. No se trata solo de cuentos, sino de transmitir cultura, de guardar lo que contaban los abuelos”, indicó.

Junto a ellos también están Milena Baque, Joselyn Navarrete, Luisa Flores, Melany y Melina Fuentes, Jesús López, William Piña y Jordy Proaño, cuenteros adolescentes de entre 13 y 16 años de edad que llevan, en promedio, de tres a seis años en el programa.

Los jóvenes son parte de la Primera Jornada sobre Oralidad y Docencia que abrió sus puertas en Cuenca la semana pasada y que se inaugura hoy en el Puerto Principal.

El encuentro nacional, que realiza Corporación Imaginario, busca ahondar en la narración como herramienta pedagógica y como formadora de público y futuras generaciones.

La jornada girará en torno al miedo como emoción y como figura literaria.

Esta contará con charlas y conversatorios, así como funciones de cuentos en los que participarán expertos internacionales y los chicos, quienes compartirán la labor que han aprendido y, con ello, sus cuentos favoritos, entre los que hay leyendas ecuatorianas, relatos del Litoral e historias sobre animales, piratas, princesas y más.

Para ellos, será la primera vez que fusionan el análisis teórico de la narración con su amor a contar sus historias.

Milena Baque, de 16 años, lo resumió sonriendo: “Ninguno de nosotros imaginó cómo esto afectaría nuestras vidas. La jornada es distinta a todo lo que hemos hecho antes, pero nos da la oportunidad de aprender y de enseñar”. El evento se desarrollará en la Universidad de las Artes, La Fábrica y el Teatro Sánchez Aguilar.