Lluvias en Ecuador
Realidad. Aunque la llegada del fenómeno El niño se estima para meses venideros, la temporada lluviosa aún no se termina en EcuadorCortesía SGR

El Niño se acerca y Ecuador en pañales

Para el segundo semestre del 2023 está pronosticado, con una probabilidad del 80 %, que el fenómeno se vuelva a sentir en el país, según Inocar

Es un secreto a voces que la alerta sobre el fenómeno de El Niño se intensifica con mayor fuerza en Ecuador. A simple revisión hay ciudadanos preocupados por las posibles pérdidas que ocasionaría por las calles y alcantarillado en malas condiciones mientras que los encargados de velar por esa seguridad atraviesan una gran crisis política, una ola delictiva a escalas superiores o están con la mente en las elecciones presidenciales anticipadas.

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Con este panorama poco alentador, cabe preguntar ¿Ecuador está preparado? Para el exdirector general de Servicio Nacional de Gestión de Riesgo y Emergencia, Rommel Salazar, “este fenómeno sin duda alguna nos ocasionará demasiados problemas, ya vivimos un Niño devastador” en 1982 y en 1997. Asimismo, sostiene que no hay una mayor inversión en preparación y capacitación técnica.

Según el Inocar, el fenómeno se presentaría en dos etapas acopladas a las condiciones climáticas del país “los meses de mayo, junio, julio se prevé eventos puntuales de precipitaciones moderadas”, explica el teniente de Navío y director de Oceanografía y Meteorología del Instituto, Michael Linthon.

La otra etapa es más fuerte y devastadora, dice el teniente Linthon “si en caso el fenómeno de El Niño se prolongue hasta los meses de diciembre y enero las lluvias serían más potenciadas y alcanzarían el nuevo ciclo lluvioso”, resalta.

Sobre ese punto, Salazar complementa con los tentativos pasos que deben ejecutarse a favor de un menor riesgo. “En otros países se habla de las inversiones resilientes desde los Estados, por ejemplo considerar la variabilidad climática en los cálculos estructurales de los sistemas de agua potable y alcantarillado”, acota. Todavía hay esperanza dice el exsecretario de Estado. “Hoy tenemos una mejor preparación (...) socializar las estrategias para mitigar las secuelas de este fenómeno”.

Este fenómeno sin duda alguna nos ocasionará demasiados problemas como el de 1982 y 1997”.

Rommel salazar, exdirector general de Gestión de Riesgos.
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Esa realidad no comparte el exministro de Transporte y Obras Públicas, Marcelo Cabrera, asegurando que no ve acciones que soporten la llegada,    “no se ha hecho nada. No se ha demostrado que estemos preparados para un fenómeno de tal magnitud”.

Por su parte, el exministro de Ambiente en la Presidencia de Lenín Moreno, Tarsicio Granizo, concuerda que el “país no está preparado para recibir al fenómeno de El Niño” y cree que nunca lo estaría. El exsecretario de Estado también    precisa que los dos últimos gobiernos no fueron capaces de enfrentar la crisis ambiental o trabajar en ello “el Estado debería tomar previsiones para enfrentar este fenómeno en lo económico, social y ambiental”.

Granizo recalca que lo primordial, en estos momentos, es el trabajo conjunto de las autoridades, para combatir el mal climático “no se puede seguir con un    gobierno aislado a las necesidades importantes y de urgencia”.

Tanto Salazar como Granizo coinciden en apostar a la resiliencia social como un mecanismo salvador y repetitivo que la ciudadanía ha adoptado para superar el mal tiempo.

No obstante, el actual secretario de Gestión de Riesgos, Cristian Torres, asegura que la Secretaría está preparándose con renovación de equipos, abasteciendo alimentos y medidas climáticas “hemos declarado alerta amarilla y a la par hemos conversado con municipios, prefecturas y alcaldías para fortalecer mecanismo de limpieza y reestructuración de medidas”, sostiene

Si se prolonga el fenómeno de El Niño hasta diciembre y enero las consecuencias por lluvias serían mayores”.

Michael Linthon, director de Oceanografía y Meteorología del Inocar

Las conversaciones se dieron en  17 provincias (Azuay, Bolívar, Cañar, Carchi, Chimborazo, Cotopaxi, El Oro, Esmeraldas, Guayas, Imbabura, Loja, Los Ríos, Manabí, Pichincha, Santa Elena, Santo Domingo de los Tsáchilas y Galápagos) donde el riesgo es más latente y los llamados a ejecutar tareas de prevención lo más rápido posible. “A pesar de ello, se prefiere que todo el país (sin excepción alguna) acaten rutas efectivas que minimicen daños”, comenta el secretario Torres.

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Se prevé que en estas provincias las inundaciones perjudicarán no solo a los habitantes sino también a sectores productivos. Para mitigar esta posibilidad, la ruta a corto plazo del secretario de Gestión de Riesgos recae en las decisiones que cada municipio de estas zonas en peligro tomen. Asimismo, el ente tuvo conversaciones con gobiernos municipales para planificar acciones de limpieza en alcantarillado, desagües y zonas expuestas “con todos los municipios y prefectura he conversado para implementar medidas urgentes”, señala.

El fenómeno de El Niño llega con características de calentamiento marino y migración de especies de agua fría.

El experto de Oceanografía precisa que las afectaciones más grandes serían en los sectores pesqueros. “Las especies de agua fría se desplazan a otras latitudes propias de su hábitat”, concluye. Al mismo tiempo, el fenómeno climático causaría aumento de temperatura del aire, disminución de nutrientes y menos productividad pesquera.

El tema se centra en sectores, calles y avenidas que no tienen correcta circulación de agua, estacándose y obstruyendo el buen vivir de los moradores.

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En Guayaquil, funcionarios indicaron que las medidas han sido explayadas para todos los rincones de la urbe y que su principal objetivo es evitar daños    colaterales. Además, no dejan a un lado reuniones que mantengan monitoreado el avance y el alcance del fenómeno de El Niño a escala nacional, durante los meses más fuertes.

  • El fenómeno El Niño llega en dos etapas

El Instituto Oceanográfico y Antártico de la Armada (Inocar) explica que el fenómeno de El Niño, para los meses de mayo, junio y julio traería lluvias moderadas. Avisan que, también existen probabilidades que se prolongue hasta los meses de diciembre y enero alcanzando el nuevo período lluvioso y su fuerza sea mayor.

El Niño vendría con características de calentamiento en los mares, aumento de temperatura del aire y menos productividad pesquera. Se prevé que los daños colaterales no se intensifiquen en las provincias de riesgo, aunque las conversaciones y las rutas han sido planteadas en toda la zona